Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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127. La duda de Sancho

De mí, señor, poco sé decir, si no es que fui tal como vos me hicisteis: bueno, aunque no enteramente, que a menudo moviome más el interés que la noble intención; y simple, si bien no tanto que tuviese ignorancia dello.

Y de cuanto aconteciome con don Quijote, por más que aún me duelan las puñadas y los golpes en el cuerpo y las burlas y manteos en el alma, solo diré que nada lamento.

Porque no me trajo aquí, ahora viejo, el ponerle en la cuenta de cosas que conoce, sino una incertidumbre que por dentro me consume y con la que no quisiera acabar mis días.

Y es que para mí tengo que mi amo estaba loco, pero también que tenía ratos de cuerdo, como sé que siempre habrá damas cautivas sobre la tierra y agravios que desfacer y, por tanto, caballeros andantes ocupándose destos menesteres, ante cuya valentía solo valen los encantamentos.

Por lo que pregúntome si todo pasó como él decía o como a mí pareciome; si los hados de brujos volaron constantemente sobre nosotros o si, por el contrario, cabalgamos sumidos en un profundo disparate.

Si eran gigantes, don Miguel, o si solo eran molinos.

6 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    El personaje de Sancho era el contrapunto de su señor, apegado a la pura realidad, pero tantas andanzas juntos algo debieron de contagiarle, pues al final le ha entrado esa duda y ya no está seguro de si las fantasías tenían o no verdadero fundamento. Es difícil no sentirse influido por Don Alonso, como también no aplaudir este homenaje hecho con tanto cariño, con una narración perfecta.
    Un abrazo grande y suerte, amigo Enrique

    1. Enrique

      Muchas gracias, Ángel. Sé que andas escaso de tiempo últimamente y eso hace que valore aún más el que te hayas pasado para leerme y comentar.
      Me alegra que percibas el cariño que tengo a estos dos personajes. Comparto contigo la idea de que Sancho se hizo mucho más discreto con la compañía de don Quijote. Él mismo se lo reconoce en un gracioso diálogo que te copio aquí debajo, y que seguro recordarás.

      —Cada día, Sancho —dijo don Quijote—, te vas haciendo menos simple y más discreto.

      —Sí, que algo se me ha de pegar de la discreción de vuestra merced —respondió Sancho—, que las tierras que de suyo son estériles y secas, estercolándolas y cultivándolas vienen a dar buenos frutos. Quiero decir que la conversación de vuestra merced ha sido el estiércol que sobre la estéril tierra de mi seco ingenio ha caído; la cultivación, el tiempo que ha que le sirvo y comunico; y con esto espero de dar frutos de mí que sean de bendición, tales que no desdigan ni deslicen de los senderos de la buena crianza que vuesa merced ha hecho en el agostado entendimiento mío.

      Un fuerte abrazo, amigo.

  2. Isabel

    Hola Enrique:
    Me ha gustado mucho tu relato. Esa duda muestra la sensibilidad e inteligencia de Sancho Panza y me invita a contagiarme y a dudar también: ¿es cierto el mundo que yo veo o es real sólo para mi?. Más bien me parece esto último.
    ¿Gigantes entonces o molinos?
    Saludos,
    Isabel

    1. Enrique

      Filosofía profunda la que encuentro en tu comentario, Isabel. Yo cada vez estoy más convencido de que esos molinos eran ambas cosas, con lo que creo estar de acuerdo contigo y responder afirmativamente a tu pregunta. Lo cierto es que se ha escrito tanto sobre la intención de Cervantes con estos dos personajes y sus andanzas, que tu opinión me parece que viene mucho a cuento.
      Muchas gracias por todo.
      Un abrazo.

  3. Calamanda

    Enrique, como manchega me ha encantado tu historia, contada con tanta ternura y mejor ambientación. Suerte y saludos

    1. Enrique

      Muchas gracias, Calamanda. Habiéndolo colgado tan tarde no esperaba comentarios sobre mi relato, de manera que agradezco doblemente vuestra amabilidad.
      Me alegro de que hayas visto esa ternura. Ambos personajes me la inspiran.
      Un abrazo.

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