106. Estudiantina (Pablo Cavero)
El tintineo de la pandereta agitada por su nieto al compás del villancico, le traslada a la época en la que ataviado con la capa, las calzas y los greguescos, y suspendido en el aire realizaba piruetas golpeando la pandereta adornada de cintas de colores en el codo, la rodilla y el talón.
Siente morriña de ese tiempo de fiestas, bodas y mesones. Los tunos animaban a los comensales con sus canciones al son de bandurrias, laudes y guitarras. Siempre eran invitados a comer y beber. A menudo robaban corazones de chicas, incluso los peligrosos de mujeres casadas.
Añora los doce años de tuno, alargados adrede con suspensos reiterados en la facultad. Hasta que aquel fatídico accidente los cortaron de raíz. De golpe era huérfano por partida doble. Quedaba al frente del negocio familiar con varios empleados en aquel lugar tan lejos de la universidad. De sopetón su espíritu de tunante quedó encerrado en el pasado.
Su sonrisa se apaga melancólica cuando el nieto cesa el cascabeleo. Su alma, esclava de nostalgia, ha salido de ronda en busca de los clavelitos en las bocas de las mozas estudiantes o mesoneras.
Muy bonito Pablo. Mucha suerte.
Besicos muchos.
Muchas gracias, Nani. Besicos muchos.
La alegre pandereta de un nieto es el detonante para rememorar una época de feliz despreocupación, que se vio truncada por un cambio de guion brusco, en el que la a la trágica pérdida de los padres se unió la asunción de responsabilidades.
Un antes añorado y un después impuesto, parte de una misma persona, se dan la mano al final de la vida en una historia muy bien contada, que nos pone en la piel de su protagonista.
Un abrazo y suerte, Pablo
Ángel, me encantan tus comentarios y te los agradezco sinceramente. Yo siempre quiero leer y comentar muchos relatos, y acabo haciéndolo en una decena máximo. Muchas gracias y un abrazote, amigo.
A veces, basta un olor o un sonido para evocarnos recuerdos que creíamos olvidados. Menos mal que el alma puede seguir saliendo de ronda.
Buen micro, Pablo. Te deseo mucha suerte.
Besos apretados.
Algo llega a los sentidos y desata la morriña. Muchas gracias, Pilar. Un besito.
Qué bien lo cuentas, tunante.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias, Juan Manuel. Un abrazo.
Enhorabuena. Un saludo de un compañero de relatos y del negro mester
Muchas gracias, José. Leeré tus relatos. Saludos.
¡Qué bien has sabido mezclar en este relato agridulce la nostalgia y la tristeza! Ese giro radical desde la alegre y despreocupada vida de tuno a la obligación sobrevenida de golpe de tener que hacerse cargo del negocio familiar. Como elemento desencadenante de recuerdos el tintineo de una pandereta en manos del nieto. Me parece una historia muy bien contada. Mucha suerte, Pablo.
Gracias, Alberto, por este comentario, has dado con varias claves que he intentado. Me halaga al venir de un maestro del género. Un abrazo, amigo.