Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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105. Ejercicios para olvidar

Estaba empecinada en quererte. En que volvieras a vivir en nuestra casa colorada, asomada al Océano Pacífico. Quería que regresaras para amarnos, y a eso de las seis de la tarde, sentarnos en un tronco atravesado en la playa y mecernos con el trae y lleva de la marea, mientras los cangrejos azules nos miraban con ojos melancólicos.
Ayer le llegó a tu papá una foto postal en la que estás muy serio en una cafetería del bajo Manhattan. Ese lugar que adorábamos. ¿Te acuerdas del cuartucho donde pasamos nuestra luna de miel? Todo nos parecía fabuloso, hasta aguantar el hambre y el frío. No nos importaba el olor a alcantarilla de las calles ni las cucarachas voladoras que entraban por la ventanita ni las ratas enormes que se paseaban por las aceras.
Por cierto, me he comprado una chaqueta con la misma pinta, Príncipe de Gales, que el abrigo que lleva la guapa mujer que está a tu lado, y debo decirte, que a ti te queda muy bien ese traje cortado a la medida. Pero deja esa cara, ríete hombre, que ya estoy empezando a olvidarte.

7 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Tras la separación, él ha rehecho su vida y progresado económicamente. La pregunta sería si también ha evolucionado en felicidad, si no sentirá nostalgia por otra relación anterior, mucho más humilde, pero puede que también más dichosa, porque ya sabemos que él dinero no da la felicidad, aunque ayude, pero esa fotografía en la que está tan serio denota lo contrario.
    La otra parte, ella, sin embargo, parece sobrellevar la situación mucho mejor, hasta se atreve a animarlo, sin rencores y con sinceridad, a que haga borrón y cuenta nueva todo le vaya bien, sonrisa incluida. Ambos deben olvidar para seguir. Cada uno lo hace a su manera y no les llevará el mismo tiempo.
    Un relato que muestra que en esta existencia en movimiento podemos tener diferentes vivencias, que el tiempo sustituye por otras, pero algunas dejan huella, son irrepetibles y no reemplazables.
    Un abrazo y suerte, María

  2. María Rojas

    Alegría, encontrar tus comentarios tan alentadores. Siempre aciertas la
    intención de los personajes que se asoman en estos breves relatos.

    Un gran abrazo y hasta prontito.

  3. Me encanta, MARÍA, el desenfado con que la protagonista rememora las vivencias junto a su ex-marido y, palabras más, palabras menos, revela lo bien que le han funcionado sus «ejercicios para olvidar», tan bien o incluso mejor que su empecinamiento anterior en quererlo… La frutilla del postre viene, a mi entender, al final, sabiendo que él ha rehecho su vida sentimental y económicamente y, aún así, no es feliz, todo lo contrario de ella, que en apariencia, y sólo en apariencia, es quien quedó estancada…

    Ya lo dice el refrán: No es oro todo lo que reluce.

    Como siempre, un placer leerte.

    Cariños,
    Mariángeles

  4. Javier Arroyo

    María, supongo que recuerdas aquello que comentaba en otro lugar de la macromicroantología. Pues eso, al bote. Enhorabuena. Gran micro.

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