54. EVOLUCIÓN (La amenaza)
Casi todos los animales se reunieron en la inmensa sabana: una nueva alarma se estaba extendiendo. “El miedo, siempre es el miedo” bramó un valiente depredador.
La cuestión era que una aparente inteligencia, artificial para muchos, había aparecido en el planeta. Algunos descreídos aseguraban que aquella especie no les aportaría nada nuevo. “Pues hay quien los ha visto dominar el elemento ese que se origina cuando un rayo cae en el bosque” dijo un ave migratoria.
Los más asustados proponían extinguirlos basándose en que sus vidas estaban en peligro: “Cambiarán el mundo tal y como lo conocemos”. Los felinos más pequeños se ofrecieron voluntarios para infiltrarse entre ellos, así los vigilarían convencidos de que sería fácil domesticarlos.
“Nosotros no tenemos nada que ver” se defendió un chimpancé cuando algunos insinuaron que la nueva especie descendía de los primates. Otros, sin embargo, aseguraban que era obra del creador del planeta, por eso la temían: parecía capaz de lo mejor y de lo peor.
Dejando la cuestión de la posible aniquilación de aquella inteligencia artificial para una próxima reunión, se disolvieron. Los anfibios y algunas aves trasladarían el acta a los animales marinos.
Mientras, todos continuarían con sus ciclos de vida.
Cuando el río suena, agua lleva, y a estos animales su instinto de supervivencia no les engaña, pero practican algo que, paradójicamente, es muy humano: procastinar. Dejan para más adelante lo que deberían hacer antes de que se les vaya de las manos, permiten, por miedo, pereza o dejadez, que esa especie tan peculiar y amenazante evolucione.
Un abrazo y suerte, Marca, ¡campeón!