FEB25. ESTAMPAS, de Susana Revuelta
Vestida con el traje oscuro de acudir a los oficios dominicales y con el cabello recogido en un moño, quiso Francesca quedar inmortalizada para el retrato. A pocos metros de ella, un canoso señor Romanelli abrazaba a su bronceada esposa, con el azul del Mediterráneo al fondo. Unas filas más allá, el joven Giovanni saludaba sudoroso a lomos de su caballo. Todos sonreían.
Aunque era agosto y el sol hacía humear el asfalto de las estrechas avenidas, sentí un escalofrío. Peor aún fue al llegar a la zona reservada para los bambini. La pequeña Isabella, con sus coletas despeinadas y su blusa de princesa, miraba burlona a la cámara. A su lado, unos mellizos diminutos envueltos en un lienzo blanco aparecían retratados inertes. Ya muertos.
Era la isla de San Michele, en la bahía de Venecia. Altos cipreses ocultaban en su interior el camposanto de la ciudad, guardando cientos de sonrisas apagadas para siempre.
muy logrado este aparente paseo por un mediterráneo veraniego… para espatarrarse el alma en un campo santo italiano…
Hola, Kistila. Tú lo tienes que conocer. En Francia e Italia y en más sitios tienen la costumbre de poner fotos, retratos y hasta mosaicos de sí mismos en las tumbas. Algunos con escenas cotidianas, como el del caballo, que es real.
Iré pensando en la mía.
Un abrazo.
Muy bonito el micro,lleno de imágenes que nos hacen trasladarnos a otra época.Suerte. Nuria
Lo bonito de los cementerios es que en una visita rápida ves varias épocas a través de las imágenes, arquitectura y esquelas. Lo recomiendo aunque solo sea como parte de la historia del lugar.
Un abrazo.
Si me permites, pongo aquí un trocito de una poesía que siempre me gustó, de Paul Valery. Espero te guste.
El cementerio marino
Calmo techo surcado de palomas,
palpita entre los pinos y las tumbas;
mediodía puntual arma sus fuegos
¡El mar, el mar siempre recomenzado!
¡Qué regalo después de un pensamiento
ver moroso la calma de los dioses!
¡Qué obra pura consume de relámpagos
vario diamante de invisible espuma,
y cuánta paz parece concebirse!
Cuando sobre el abismo un sol reposa,
trabajos puros de una eterna causa,
el Tiempo riela y es Sueño la ciencia.
———
Le cimetière marin
Paul Valéry
Ce toit tranquille, où marchent des colombes,
Entre les pins palpite, entre les tombes;
Midi le juste y compose de feux
La mer, la mer, toujours recommencee
O récompense après une pensée
Qu’un long regard sur le calme des dieux!
Quel pur travail de fins éclairs consume
Maint diamant d’imperceptible écume,
Et quelle paix semble se concevoir!
Quand sur l’abîme un soleil se repose,
Ouvrages purs d’une éternelle cause,
Le temps scintille et le songe est savoir.
Susana, este mes de febrero te ha inspirado de maravilla. Un relato brillante y muy bien llevado. Además escogiste un lugar verdaderamente exquisito, es un cementerio, sí, pero ¡qué cementerio!, una pequeña maravilla, en la isla de San Michele. Será por il carnevale di Venezia.
Ciao, bella ragazza.
Por Nantes, por esa zona, visité un cementerio con una zona muy grande para tumbas de la segunda guerra mundial. Todas muy alineadas, como en las pelis americanas. Lo que nos llamó la atención fue que los caídos de origen musulmán tenían la tumba torcida, y luego me enteré que estaba orientada a la meca. O algo así. Si alguien que lea esto puede aclarar el tema o aportar información, quedaré agradecida.
Es exactamente eso, las tumbas de los musulmanes siempre están orientadas a La Meca.
Ciao, bella.
en efecto en Normandia, en la costa adonde desembarcaron los americanos, hay unos cuantos cementerios muy sobrecogedores con sus alineamientos de cruces blancas…
también, mezclados a las cruces, de vez en cuando hay estrellas de 6 brazos, y detalle del cual ignoro el significado, a menudo dos piedrecitas sobre la barra de la estrella…
no me figé en ninguna «tumba torcida» en los dos cementerios que visité…
en google poner «cementerios americanos en Normandia» y escoger el de «imágenes»…
El cementerio de judíos de Worms, en Alemania, es impresionante. Sin verjas, ni barreras. A pie de calle, entre casas. Tiene unos mil años de antiguedad y da gusto pasear por allí. Ya se que no os pilla al lado de casa, pero merece la pena.
Vas componiendo un mosáico que se percibe cuando lo acabas con mucho sentido y precisión. Quizás le sobra «Ya muertos», pero el relato muy bueno y con una mirada muy particular.
Felicidades y suerte.
Un abrazo.
Tienes razón, eso de inertes y muertos ya me lo comentaron antes, pero soy burra e insistí en dejarlo porque me sigue gustando la iteración con diferentes sonidos. Gracias por la corrección.
Un abrazo.
Bonitas y bien dibujadas pinceladas de ese cuadro final. me ha gustado mucho tu manera de hilvanarlo. Un abrazo.
Sí, la verdad es que ha quedado como el cuadro de un paseante. Espero seguir por más tiempo estando de este otro lado y seguir contándolo, jaja.
Un abrazo.
Una muy original manera de enfocar el homenaje de este mes. confieso que a mi también me agrada pasear en determinadas ocasiones por ciertos cementerios, los que me son ajenos. Los hay realmente bellos, que me vengan de forma rápida a la memoria, uno en el Castillo de Brihuega, Guadalaja, una joya. Y otro también muy curioso está en Cuacos de Yuste, en Cáceres y en él están enterrados soldados alemanes, creo que aviadores generalmente, de la 1ª y 2ª guerra mundial que cayeron en territorio español. Se trata de una pradera llena de cruces perfectamente alineadas entre olivos y que recuerda también un poco a las tumbas de los soldados americanos que estamos acostumbrados a ver en las películas. Una visita muy recomendable y muy cerquita del Monasterio de Yuste.
En mi opinión, se deja ver en el relato cierto aire gótico, que a mi me ha encantado.
Enhorabuena Susana y mucha suerte. Un abrazo.
Me apunto el cementerio de Brihuega, Juancho, y gracias por la información.
Lo que más pena me da de los cementerios es que están marginados. A las afueras de las ciudades, rodeados de gruesos muros, siempre apartados de los «vivos». Me gustan los cementerios franceses, con los muros bajitos, más integrados en las ciudades, verdaderos parques para poder pasear. Me gustan mucho los que están integrados en los jardines de las iglesias, muy típicos en el norte de Euskadi y el sur de Francia.
Os recomiendo desde ya (aunque miedo me da, a ver si se va a llenar de paseantes y se me jode el remanso de paz) el nuevo de Arrigorriaga, aunque aún no esta inaugurado (algún problema SOBRE licencias urbanísticas, dicen), que es una auténtica maravilla.
El de Derio, que ofrece visitas guiadas no tiene desperdicio. En otra ocasión os podría contar una anécdota de las buenas mías que me pasó allí. Umhh, igual lo dejo para un relatillo…
Y el de Santa Isabel, en Vitoria. No os lo perdais.
Y como ya os comenté: el de mi pueblo. Es como otro minipueblo integrado. Tiene su zona de pisos, la zona residencial, los chaletes, el parque, el paseo, sus bancos pa descansar su fuente… Es una gozada.
Eso si, que no os pille la hora de cierre (a las 20.00) porque suena una alarma que te pega unos sustos… de muerte.
Muy buen relato lleno de arte y poesía.
María Rojas
Gracias, María, el arte funerario me parece hermoso y poco valorado.
Un abrazo.
Me ha gustado la manera en que te deslizas por ese camposanto como si fueras a pasear a la Riviera, y retrataras a los habitantes en sus vacaciones de verano.
Aún en este tema de la muerte hay belleza en los recuerdos alegres de los que ya se fueron. Un relato de un cementerio de sonrisas fosilizadas y recuerdos suspendidos en el tiempo.
Y si llego a tener más de 200 palabras y cuento todas las fotos que vi sería para poner la piel de gallina. Belleza sí, y también terror…
Un abrazo.
Susana, este relato me ha recordado alguna vieja foto en sepia que ayudé a quemar a mi madre, de antepasados. Era costumbre inmortalizar a los bebes que fallecian y era tan normal!! a mí me daban mucho repelú.
Me ha gustado.
Besicos muchos.
Ya lo creo que impresiona lo de los bebés, y más las fotos que ponen de los niños con la pelota, o en la playa jugando… Es espeluznante.
Un abrazo.
Susana, pero tía, pero ¿esto qué es? Pero, pero, pero… supongo que me lo dedicas, porque soy una entusiasta de los cementerios. Es que me encanta pasear por ellos, no se oye ni un ruido, una calma, una paz, una arquitectura especial, se puede saber mucho de la gente mirando sus últimas moradas, creo yo. Y con tu relato dan ganas de comprarse un pisito, digo un nichito.
Bueno, lo del silencio menos en mi pueblo, que los estorninos dan una guerra… Alagón, Zaragoza, pa más señas. Mira si habrá animalitos de esos que hasta Nieves Concostrina le dedicó un capítulo en uno de sus «polvo eres».
Buenísimo, le has sacado mogollón de jugo al retrato de este mes. Y además, como siempre, con una maestría que admira. Cada mes te lo digo, pero es verdad. Sigues superándote cada vez.
Antonia, vete preparando más jamón!!!
Gracias Aurora. Y por la información turística de más arriba, tomo buena nota. Yo de estas cosas no puedo hablar en cualquier sitio, me mira la gente como mal, y ya ves, me quedé tan a gusto escribiéndolo. Y pienso seguir visitando cementerios, jaja.
Un abrazo.
La verdad es que escribís muy bien sobre el tema, Susana la anfitriona y el resto de comentaristas, pero a mí, que respeto todo, que hay arte en muchos sitios y que tal y tal, prefiero pasear por otros sitios, ver otros retrtos y seguir respetando la paz y lo sagrado del sitio. os veo muy dadas a «la promenade» seriecita.
La nezcla perfecta es un poquito del más allá y un mucho del más acá.
El jamón va a ser en una fiesta bullanguera estilo sanfermines,fallas, patum, feria de abri y lo que sea.
🙂
Patum patum patum, a esta también me apunto, ya lo creo!!!
Se nos amontona el curro, no sabe JAMS la que ha armao con el tema del retrato: Que si a Cabezón, que si a Venecia, que si a Alagón, que si a Sare, que si a Berga… es que no vamos a parar de viajar a cuenta de tanto retrato!!!
También tendremos que ir a París, a rendir homenaje a Wilde…
Y por supuesto, a los San Vicentes!!! Pero ahí igual dejamos lo del cementerio y nos corremos otra bullanguería, o qué?
Susana, los cementerios tienen vida propia y si ritmo es especial. Los has trasladado al cuento. Suerte y saludos.
Sí, eso espero, que el ritmo acompañe bien al relato.
Un abrazo.
A mi también me llama la atención los cementerios. Me he paseado de tu mano muy a gusto por el que describes.
Saludos y suerte
Anna J R
En algunas ciudades hay visitas guiadas. Yo tengo pendiente la de mi ciudad, que hacen dos al año, a ver si este año voy.
Un abrazo.
Por lo que veo, somos muchos los que tenemos querencia por los cementerios, seguro que también leíamos con fruición a Gustavo Adolfo Becquer. Yo contaré que en las tumbas de las mujeres musulmanas de Estambul, labran imágenes de rosas. Una por cada hijo parido. También que siempre me han sobrecogido esas fotos de niños muertos que parecen dormir. Así que me ha gustado mucho tu relato porque expresa esa atmósfera melancólica del mundo de los muertos.
Con las fotos de las tumbas se te pasan por la cabeza mil historietas de sus vidas. Es toda una experiencia visitar estos sitios.
Un abrazo.
Susana que buen relato, no imaginaba que se trataría de un cementerio, y en realidad lo he tenido que leer dos veces.
Me ha gustado también el lenguaje utilizado, te felicito.
Me alegro que te haya gustado, yo disfruté mucho recreando ese lugar tan especial.
Un abrazo.
Ágil narrativa y muy buena descripción del paseo dominical, me gustó Susana. Saludo
Un paseo escalofriante que conservo muy nítido en la memoria.
Un abrazo.
Me ha gustado mucho y es muy original.
Suerte y un abrazo.
Gracias, Ricardo, no es más que un retrato hecho con retratos.
Un abrazo.
para los a quien gustan los cementerios:
en el país vasco francés, en el pueblo de Sare, descubrí la tumba de Dracula…
el cementerio circunda la iglesia, (como en la mayoría de los cementerios franceses), al lado de la portilla de detrás de la iglesia, hay una tumba enorme de granito que parece… ¡una lata de sardina!…
me explico: en sus esquinas unos enormes clavos de hierro, con figura de murciélago, sujetan unos rollos de granito como cuando abrimos dichas latas de sardina… estos clavos son ellos mismos amarrados a enormes cadenas de hierro que circundan la tumba…
la inscripción es ilegible, la fecha también…
he ido a hablar al párroco que casi me echa de mala manera…
he ido a informarme en la oficina de turismo… dijeron que no sabían nada de la tumba y me dieron un folleto sobre cierta cueva de brujas…
Pues allá que me voy en cuanto tenga un rato!!! Eso sí, por si acaso, con martillo y estaca!!!
También la tumba de Napoleón es un poco lata de sardinas no? No la recuerdo con nitidez, pero creo que cuando la vi, allá en mi inocente adolescencia, me recordó algo así.
La verdad que a la gente le da yuyu lo de los cementerios, pero luego van a las catedrales y no hacen más que, sin ningún pudor, pisar tumbas de obispos y fotografiar las de los Reyes, pobres y humildes humanos que se inhuman en las capillas más variopintas.
Yo a lo de ir a ver vampiros a su hábitat no me apuntes que luego no duermo.
Venga, hombre!! ¿Quién dijo retrato, digo miedo?
Para ver vampiros no hay más que mirar periódicos o telediarios 🙂
Y son peores, que actúan de día cuando están los bankios abiertos.
Susana… muy precisas y visuales las imágenes de todos los retratados o estampas, como puntualizas en el título.
LO relatas como algo cotidiano, la vida y la muerte como integrantes de la misma moneda. Inquietantes esas imágenes de los niños muertos, en su propia tumba entiendo, no???
Me ha gustado, SUsana!
Que tengas mucha suerte
Un abrazo
Marta
Sí, eso pensé yo, lo de cotidiano. Se muere alguien y la familia pone en la lápida una foto, pero no una de carné, sino del álbum familiar, es la leche.
Los niños en su propia tumba, claro, ¿dónde sino? Solo que aquí tenían zona infanti aparte.
Un abrazo.
Creo que lo que preguntas es si la foto es puesta en la tumba, pero lo que dice Susana es que los fotografiaban difuntos., y esa es la fotografía que se ve en la tumba.
Susana, impresionante e inesperado, pero reconozco que es real. Me has recordado aquella afición tan extendida a finales del siglo XIX y principios del XX de sacar fotos a los fallecidos. Evidentemente no salían movidos.
Besos.
La última frase mortal Jesús, no paro de reírme. Gracias, de verdad.
Muy bueno, Jesús. Como en la peli «Los otros» de Amenábar, vaya fotos de los difuntos. Buenos actores, fotógrafos y maquilladores.
Un abrazo.
No soy amiga de los cementerios pero visitarlo contigo no ha estado mal del todo.
Me ha gustado tu relato, diferente, original.
Un abrazo y suerte.
Yo creo que si los visitas como parte de la historia del lugar te gustarían. Pero como dijo alguien más arriba, los que te son ajenos.
Un abrazo.
Escalofriante final, que tengas suerte Susana
Todo lo que se sale de lo habitual impacta, y es justo lo que se te queda grabado. Me alegro de haberos acercado a esta isla y que os haya dado escalofríos como a mí.
Un abrazo.
En noviembre visité la tumba de mi suegra y muy cerca había una de un bebé, con una foto y un juguete; me sentí muy conmovida. Tu texto me gustó mucho, que bueno que incluiste el azul del mediterráneo como fondo y la mirada de Isabella, como contraste. Felicidades. Un saludo.
El mediterráneo estaba en aquella foto. Y en el relato es un recurso, como los nombres, para ir ubicando al lector.
Un abrazo.
Susana, qué relato más visual…me ha encantado, arte y literatura elevada, no puedo decir más (y eso que no soy precisamente «seguidora» del tema cementerios)…mis felicitaciones y mucha suerte! Abrazos
Bea
Si consigo que mis relatos os sean visuales me doy por satisfecha, pues es justa esa mi intención. Garcias, Bea Desdémona.
Un abrazo.
Susana, el relato está muy bien descrito. Me gusta mucho como lo has ambientado tu idea me parece genial. Te deseo mucha suerte, Sotirios.
Gracias, majete, suerte para ti también, que este mes ya has triunfado.
Un abrazo.
A mi los cementerios y las fotos de muertos me ponen los pelos de punta la verdad y no me dan ninguna paz, aunque ya veo que aquí unos cuantos podéis organizar visitas guiadas … en fin a mi me interesa más la simbología de la muerte, como el cuento en el que retratas muy bien varias cosas: quien se toma la muerte con solemnidad, quien quiere el recuerdo de sus seres amados, quien quiere ser recordado por sus actos, y a quien la muerte le pilla por sorpresa y a destiempo como a los niños que no tienen fotos “apropiadas” para la ocasión. Sonrisas apagadas muy cierto. El título de “estampas” frente a fotografías que es lo que en realidad son, suena más sonoro y “estampa” o “impacta” en la cabeza, creo que está elegido meticulosamente imagino, buena elección.
Así es, cada uno quiere ser recordado a su manera o eligen sus familiares por él. La mayoría son fotografías, también hay algún retrato y mosaico. Curiosidades posmortem, solo faltaba un puzzle, ¿te imaginas?
Un abrazo.
Yo sería la del puzzle, me encantan!!! hum igual hasta me lo pienso en serio…
Me gusta lo que has contado. No sé si Francesca está muerta también. Quizás le falte algo de conflicto al relato, problema mío, seguro. Venga, suerte a fin de mes.
¡Están tos muertos! Francesca la que más tiempo lleva ahí, a decir por su aspecto antiguo. No hay trama, no, es el retrato de un cementerio visto por el paseante, a través de los enterrados allí. Lo que sí pretendí es crear interés por el lugar descrito.
Un abrazo.
Sorpresivo final. Al principio creí que era un solo retrato de familia, para el cual, Francesca había elegido ese vestido de los oficios dominicales… Me han encantado los detalles descriptivos de cada personaje, «tan vivos», que nos conducen al cementerio.
Un beso, Susana.
Amparo.
Gracias, Petra. Esa era la intención, crearos una imágenes y que el final sorpresa os ubicara en ese lugar. Ya comenté más arriba que conflicto no había, me gusta evolucionar y hacer estos experimentos con la narrativa, aunque no se ajusten propiamente a lo de planteamiento-nudo-desenlace.
Un abrazo.