78. FUROR AMORIS (La Marca Amarilla)
Aquel era un pueblo gris en medio de una comarca triste, donde ya no quedaban perros ni gatos. Tan sólo lo habitaban unos cuántos viejos, algunos hijos y pocos nietos, había también una parroquia donde Don Francisco, el cura, ni siquiera residía.
En las afueras vivía Margarita, la solterona, la persona del pueblo que se llevaba todos los comentarios y las burlas porque bailaba descalza en la plaza del pueblo las tardes de lluvia, cantaba a la luna las noches que no había nubes, y hablaba con los cerdos que criaba; a todos les ponía nombre y nunca comía su carne.
Decían que Margarita nunca se había casado porque enloqueció siendo una niña. Se enamoró de Javier, un joven que no le correspondía y que murió en un insólito accidente cerca de las porquerizas. Su afligida familia terminó marchando a la ciudad y todos en el pueblo creían que eran ellos los que protegían su nicho con flores.
Pero quien más conocía a Margarita era Don Francisco, que cada semana traía a escondidas las flores que ella le pedía, y que prudente guardaba la frase que un día le confesó: “Si puedes morir de amor, también puedes matar por amor”.
El amor necesita la concurrencia de dos factores, cuando uno no lo hace, la parte que más ha puesto sufre sin remedio, en proporción a las ilusiones lanzadas, hasta incluso trastornar la mente
Se intenta tener cerca y para siempre aquello que se ama. Tu protagonista ha tomado la opción de hacerlo a la fuerza y bajo tierra, el amor y sus furores.
Un abrazo y suerte, Marca ¡campeón!
Gracias por tu comentario, Ángel!!! Siempre muy acertado, campeón!!
No se trata de cometer locuras por amor, y justificarlo, es más bien ver cómo las cabezas se trastocan por cualquier motivo…
Un saludo!!! 😉
Marca Amarilla, has tejido una historia de amor, curiosa y muy bien contada.
Suerte y saludos
Muchas gracias, Calamanda!!
He tratado el tópico literario del amor loco!! 😉
Un saludo!
Cualquier día remueven la tierra entre los cerdos y a ver qué encuentran, truculenta alocada
está Margarita.
Siiiiiiiiiiiiiii jajaja a ver qué hay por ahí… 😉
Gracias por el comentario!!
Saludos, Maestro!