5. Gentrificación
El viajero, vestido con traje de color vainilla, espera paciente en el control de inmigración del aeropuerto mientras al otro lado de la ventanilla un policía examina su pasaporte. El agente niega con la cabeza desconcertado, el pasaporte es de Orsia, un país que no existe. Sospecha que es falso, pero el vacío legal sobre países inexistentes no le permite detenerle ni acusarle de nada. Cuestionado acerca del propósito de su viaje, el turista explica que viene de un lugar donde los aeropuertos son mucho más fríos y que busca un lugar más confortable en el que gastar su dinero. La declaración no despeja ninguna de las dudas iniciales, de modo que, para evitar problemas, se decide expulsarlo del país. Con este propósito, una pareja de funcionarios de los cuerpos de seguridad es designada para que le escolten hasta su lugar de origen en el mismo vuelo en que ha llegado. Concluida su misión, los funcionarios regresan en avión al día siguiente y al ser identificados en el aeropuerto muestran pasaportes de Orsia. Son trasladados a una sala atravesando una multitud vestida de color vainilla que ya comienza a saturar el control de inmigración de forma preocupante.
Terrorífica situación la que nos muestras nítidamente al solapar su anormalidad con una aparente normalidad. Suerte, Lluís. Saludos.
Efectivamente, esa era la idea, jugar con la coexistencia de lo posible y lo imposible intentando producir una cierta inquietud en el lector. Gracias Jesús, un saludo y suerte a ti también.
Me ha gustado mucho este micro con tintes de ciencia ficción sobre la transformación de los lugares. Bravo por la distopía.
Gracias Paloma, me gusta tocar lo fantástico pero, curiosamente, a pesar de ser ávido lector de ciencia ficción de joven, no es el tema que más me inspira escribiendo. Saludos y suerte también.
El muro a la intolerancia, a la libre circulación de personas, se vuelve contra nosotros. El virus exponencial (Orsia) se adueña de nuestras vidas. Un relato estremecedor y desconcertante, me ha gustado mucho. Abrazos, LLuis y suerte.
Salvador, aquí en Barcelona están muy presentes dos debates, uno sobre las transformaciones que están sufriendo los barrios debido a la gentrificación y otro sobre la acogida de refugiados. Me gusta el término «virus exponencial». Saludos y suerte para ti también.
Gracias, LLUIS, porque me hiciste volver al diccionario a refrescar la palabra Gentry (alta burguesía o pequeña nobleza, depende del cristal con que se mire), aprendida en mis tiempos del profesorado de inglés.
Decir
… te decía, LLUIS, que decir que me gustó este micro tuyo es poco. Me encantan las historias de aduanas y aeropuertos (yo misma escribí una el año pasado para una de las propuestas entecianas) y ésta más, si cabe, porque mezcla realidad y fantasía. Me encantaron esos hombrecitos vestidos de vainilla, aparentemente tan dóciles e inofensivos, contagiando a los mismísimos funcionarios que los extraditaban.
Un texto que, no por ser fantasioso, deja de ser actual, te felicito.
Cariños,
Mariángeles
Muchas gracias Mariángeles. Como curiosidad, los trajes de color vainilla están inspirados en el título (que no el tema) de una historia de Ray Bradbury titulada «El maravilloso traje de color vainilla», que en realidad en inglés se titula «The wonderful ice cream suit». Suerte y un saludo.
Lluis, tu relato me ha parecido muy interesante. Confieso mi ignorancia al desconocer el significado del término «gentrificación». Me has obligado a indagar y eso me gusta.
Gran título, trama sorprendente y final redondo. Calificación: Sobresaliente, ya puedes disfrutar del verano. Un cálido saludo.
Lluís, inquietante situacion y un final que da para mucho. Suerte y saludos
Hola, Lluis. Un bucle del que no es fácil salir, según parece. Me recuerda al episodio de La Pantera Rosa en que ésta contaba ovejas para dormirse y al final hacían tanto ruido que la despertaban… Imagino ese aeropuerto hasta la bandera de ovejas color vainilla. Me ha gustado mucho. Un abrazo, Lluis.
Desconcertante y da un poco pánico. Qué tengas mucha suerte.
Besicos muchos.
Ángel, Calamanda, María José, Nani, gracias por la lectura y vuestros comentarios. Respecto al título, tengo que reconocer que yo conozco el término porque donde vivo es de actualidad. Y espero que los hombres vestidos de color vainilla hayan resultado más turbadores que las ovejas de la Pantera Rosa. Un abrazo y suerte a todos.
A veces, una situación surrealista aparece cargada de verdades absurdas que nos llevan a un bucle sin salida. Tu historia es clautrofóbica e inquietante, señal de que ha llegado a donde quería. No es fácil narrar este cuento y lo has hecho de una forma que no deja indiferente.
El relato me ha recordado la serie «La dimensión desconocida» (The Twilight Zone), aunque como veía episodios en blanco y negro costaría más identificar a los individuos del traje color vainilla 😉
Muy bien conseguido el efecto inquitante en los lectores, al menos por lo que a mí respecta.
Salut!
Carme.
Una historia enigmática, intrigante… me parece muy buena de priincipio a fin. Felicidades y suerte, Lluis.
Un abrazo.