30. HELADO, MIENTRAS NIEVA (Nani Canovaca)
¡Tengo frío! Me apetece sentarme al calor de la lumbre, pero antes de seguir con mi última lectura, me apetece repasare el álbum de fotos. En primer lugar aparecen papá y mamá sonrientes ayudando a mis hermanos y a mí, a moldear un muñeco de nieve. Recuerdo aquel día como si fuera hoy mismo, ¡lo pasamos tan bien! Después, llenamos un cubo de nieve y mamá colocó una olla de natillas, que acomodó haciendo un hueco y batiendo con fuerza y sin parar, con la cuchara de palo (a veces papá la sustituía), hasta que lo que era un postre, se convirtió en un rico helado de vainilla. Fuimos ese día los niños más felices del universo. Sabíamos que en países fríos, tomaban helado y ese día nos sentimos suizos, noruegos o que sé yo, de otro sitio muy al norte, donde se comía helado mientras se veía caer la nieve por la ventana. Después, en la candela, aquí mismo donde se me agolpan tantos recuerdos, jugamos a la oca, a tres en raya y para la cena papá asó boniatos, hizo un bol de palomitas con miel, nos contó un cuento y… ¡noto la cara mojada!
Alguna vez he leído que en los países nórdicos, a pesar de las bajas temperaturas, es donde más helados se consumen durante todo el año. Algo tendrán que los asocia con la felicidad. No es extraña la de estos niños, que no necesitaban más que de la buena voluntad de sus mayores y de la compañía para disfrutar.
En estos tiempos en los que tenemos tanto, y pese a ello nunca estamos conformes con nada, relatos como el tuyo, cuya emotividad se resalta al final, deberían hacernos reflexionar sobre sí hemos avanzado en realidad, o durante ese aparente progreso hemos perdido otras cosas esenciales.
Un abrazo, Nani. Suerte
Ángel, también tenía entendido que es en esos países, donde más se comen helados. Aunque en mi tierra, también se hacía tal cual cuento, los días de nieve. Eran días que disfrutábamos en familia, los padres tenían menos quehaceres y los dedicaban a hacer cosas que no se podían en jornadas normales.
Muchas gracias por ser tan bonico.
Besicos muchos.
«¡noto la cara mojada!» Comprueba si la humedad de tu cara es dulce o salada. Así sabrás si es que se te ha derretido el helado o es otra cosa… 😉 El relato es dulce.
Gracias Edita, pero igual la cara tiene los dos sabores. El helado es muy dulce y rico, que mezclado con la nostalgia, ufff!!
Besicos muchos, bonita.
Mirar fotos del álbum familiar y recordar con nostalgia las escenas vividas acaso sea revivir aquellos momentos y aquellas personas.
Un relato lleno de buenos sabores y sentimientos.
Besicos y suerte.
Juan Manuel, son muy peligrosos los álbumes de fotos en tardes de nieve.
Y sí, se suelen mezclar los sabores y los sentimientos.
Besicos muchos.
Relato fresquito y sabroso, que aproveche.
Un abrazo fuerte.
Muchas gracias Juan Antonio.
Besicos muchos.
Qué bonito es recordar, Nani, sobre todo lo que nos hizo tan felices. Un relato nostálgico donde los haya…
Gracias por compartirlo con nosotros.
Me voy a tomar un helado… ¡me han entrado unas ganas! 😉
Un besote grande, amiga.
¿Qué tal el helado Rosy? jajajaja.
Me alegro que te haya gustado y te agradezco que comentes.
Besicos muchos.
Que estupendo es tener recuerdos agradables.
Un abrazo Nani
Sí que lo es M. Carmen y a falta, a veces nos los inventamos, no? Se trata de eso, este afán por escribir?
Muchas gracias por comentar.
Besicos muchos.
Hay recuerdos que te marcan tanto que nunca se olvidan.
Hermosos los de tu protagonista. Te deseo mucha suerte, Nani.
Besos apretados.
Así es PIlar, Hermosos y entrañables. Muchas gracias, lo mismo te deseo.
Besicos muchos.