21. Hijo de Thor (Luisa Hurtado)
Juntos elegimos este destino, buscamos esta vida; pero tras el paso de las primeras tormentas ella no volvió a ser la misma y acabó arrojándose del faro cayendo donde rompen las olas. Desde entonces estoy solo. No mentiré diciendo que ha sido fácil, incluso a día de hoy he de admitir que hay noches en que no lo es; pero, en general, esta vida me gusta y lo que más, esas noches de tormenta en que la luz de la linterna se extiende sobre las frenéticas olas y la tormenta ruge alrededor. En esos momentos soy el dueño del mundo, soy dios y, aunque sé que es peligroso, no puedo evitar salir del refugio, gritar a las nubes, dejar que la lluvia me empape y el viento me zarandee mientras bailo rodeado de electricidad, ciego de poder y alegría; actitud que ella nunca comprendió y que quiso impedirme poniendo en riesgo su vida.
About Post Author
El oficio de farero es (o era) muy solitario y vocacional, no aplicable a cualquiera. Para tu protagonista parece hecho a medida. Encontrar a una pareja que quiera compartir esas circunstancias no ha de ser fácil. Cuando alguien te quiere se preocupa y procura tu bien. En lugar de exponer su vida sin necesidad durante las tormentas debería haber hecho caso de la sensatez de ella, ahora seguirían juntos. La prudencia es mejor consejera que la osadía gratuita.
Un relato original, potente, con la convivencia y sus necesarias cesiones como tema de fondo. Un abrazo y suerte, Luisa.
Luisa, tu relato lleno de la fuerza del mar y de las tormentas transmite un destello de egoísmo por parte de ese farero. Él, por disfrutar de lo que le gusta se niega a seguir las recomendaciones de su compañera, y le lleva a un final muy desafortunado, la muerte. Una buena historia que convierte en bestia a este solitario farero. Un abrazo. Gloria
Triste elección, quizás el amor la llevó hasta allí, pero luego como en la vida, no importa el escenario, debes enfrentarte a la vida en común, a la lucha con las tormentas de la pareja y no parece que lo consiguiera. Un duro relato Luisa. Suerte
Hola, Luisa. Tu micro da por tierra (y contra afiladas rocas de acantilado) con esa idea de la vida en los faros, que está lejos de ser lo idílica que siempre la han pintado las historias y novelas sobre el mar, tanto así, que aquí acaba con la vida de la mujer del farero. Él, por otra parte, podrá sentirse un dios Thor, pero es de esas personas adictas al peligro que gustan del riesgo, y a las que ninguno le parece suficiente… Tendrá que asumir su vida solitaria, si es que aún no lo ha hecho…
Un micro buenísimo y tremendo a la vez.
Besos😘😘😇😇