28. Hikikomori (fuera de concurso)
Hoy, María ha desobedecido sus instrucciones y, mientras parloteaba sobre mohos oscuros y efluvios malignos, ha descorrido las cortinas del cuarto y ha abierto las ventanas. El olor a primavera, la luz de abril, el sonido a vida y el calor dulce de un rayo de sol han invadido la estancia arrancándole una lágrima para la que ni él mismo estaba preparado. Durante noventa segundos se ha permitido saborearla en silencio, antes de vociferar que cerraran todo de nuevo.
Minuto y medio. Más que la última vez.
Google dice que la palabra japonesa del título significa aislamiento, algo al parecer frecuente en adolescentes japoneses, e imagino que en quien no lo es, también. Mal que le pese al personaje, el doloroso recuerdo del exterior para alguien que desea permanecer encerrado le ha complacido más de lo que quiere reconocer. Puede que la estrategia de apertura obligada de María termine por triunfar poquito a poco, cada día un poco más.
Una historia tan sencilla como diferente.
Un abrazo, Eva
Sí, un fenómeno en expansión al parecer. Lo conocí buscando algún sinónimo o similar de agorafobia y me lo quedé. Pues a ver si María lo consigue en su afán de quitar telarañas. poco a poco… Gracias, como siempre tan generoso, Ángel. Un abrazo.
Impactante descripción de un preso voluntario. Quedan en el aire las incógnitas: ¿Por qué ese encierro? ¿Añora el preso el exterior aunque lo rechace? ¿Quién es esa María redentora? Y, por supuesto, queda por saber el desenlace. Un abrazo, Eva.
Ay Antonio,, todo lo quieres saber, jajajja. Habíamos quedado en que, como lector, tú mismo le dabas respuesta a esos interrogantes, ¿no? Gracias por pasar por aquí. Un abrazo.
Eva, yo interpreto que María es la madre de ese adolescente que quiere y a la vez no quiere salir a la vida en el mundo exterior. Planteas una situación triste, pero al final le das una pincelada de esperanza que nos deja con buen sabor de boca. Es muy emotivo.
Un abrazo y suerte.
La madre, la empleada del hogar, su hermana… quien sea, bien interpretado. Gracias por tus palabras Rosalía. Un abrazo para ti también.
Un relato muy doloroso y muy bien tratado. Una persona que vela por otra más joven y este que sufre. Muchos matices y muchas cosas por descubrir Suerte.
Muchas gracias Manuel, me alegra que te guste. Un abrazo.
Desde la primera vez que oí hablar de los hikikomori me horrorizó la idea, qué puede llevar a una persona tan joven a encerrarse en la oscuridad bajo siete llaves y vivir su vida en exclusiva a través de una pantalla. Quizá el mundo que los adultos hemos creado ofrece cada vez menos alicientes y esperanza, aunque agradezco que tú dejes caer una gota al final. Un abrazo grande.
El mundo que hay fuera es poco esperanzador, pero el virtual me parece más terrorífico aún. Al final lo que contaban en Wall-e no será tan descabellado. Gracias por tu visita, Ana. Un abrazo enorme.