Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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23. HIPERREALISMO

Era como si todo se hubiera parado de repente. Las nubes dispersas, completamente estáticas sobre la bóveda celeste, provocaban el efecto engañoso de estar contemplando una pintura en lugar de la realidad. Su mente, tan inquieta segundos antes, también se había detenido. En los instantes previos, venía pensando en cosas como que aún le quedaban por pagar diez años de hipoteca; que tenía que cambiar el coche; que su hijo mayor empezaría la universidad el año que viene y quizá no podría afrontar los costes, porque su trabajo podía irse al garete en cualquier momento… Observando aquel cielo todo lo demás se diluía. Unas sirenas rompieron la magia del momento; un hombre uniformado le tapó la visión a través del parabrisas roto; una lucecita blanca escrutó sus ojos azules en busca de la reacción de sus pupilas y una voz tranquilizadora respondió a una pregunta que no había pronunciado: ‹‹No te preocupes, todo irá bien››.

14 Responses

  1. Cristina Gargallo Lorente

    A veces cuando todo abruma, parece que una voz nos detiene a observar sin que los pensamientos taladreen…Es cuando nos habla y nos trasmite que todo está bien, a pesar de los pesares. En una sociedad que nos empuja a las prisas, leer tu relato y parar, es de agradecer

  2. Barceló Martínez

    Hola, Cristina:
    Gracias por tu reflexión. Estoy de acuerdo, vivimos en una especie de inercia de pensamientos atropellados que solo para cuando nos encontramos con algo que nos obliga a parar, entonces es cuando somos completamente conscientes. Deberíamos tomar la costumbre de detener esa maraña de pensamientos voluntariamente y practicar de forma habitual la meditación y la introspección.
    Un cálido saludo.

  3. Ángel Saiz Mora

    Va a ser cierto eso de que los hombres no somos capaces de hacer dos cosas a la vez. Tu protagonista estaba con la mente en otro sitio, volcado en su familia y en los pormenores diarios, a menudo, abrumadores. Conducir es una tarea que llega a mecanizarse, como todas las acciones repetitivas, pero el peligro reside en bajar la guardia. Aunque parezca un anuncio de la Dirección General de Tráfico, nunca hay que olvidar que un segundo de distracción puede tener muy malas consecuencias. También es verdad que no hay mal que por bien no venga. Quizá lo que necesitaba este buen hombre (que seguro que lo es), era detenerse, hacer un pequeño paréntesis antes de seguir adelante. Seguro que así verá las cosas más claras, podrá hallar soluciones a problemas que parecían irresolubles. El secreto es no agobiarse, ir «partido a partido», como dijo alguien, primero una cosa y luego otra.
    Ante una realidad que nos agobia, siempre es positivo buscar un rato para el descanso y la reflexión, este buen relato contribuye a ello.
    Un abrazo y suerte, tocayo (me alegra haber visto tu nombre en la selección «marrón»)

  4. Barceló Martínez

    Hola, apreciado tocayo. Solo tú podías desgranar tan acertadamente este relato. Haces referencia, incluso, a algo que pensaba que no podría verse muy bien con la información aportada en la narración: la distracción al volante. A quién no le ha pasado ir pensando en todo menos en lo que tenía que pensar, la conducción. Esa mecanización de que bien hablas hace que pongamos el piloto automático y no tengamos los cinco sentidos donde los deberíamos tener, en la carretera.
    Gracias por alegrarte por mi mención en la anterior convocatoria, yo también estoy muy contento.
    Un gran abrazo

  5. J. Ignacio

    Hola. Es que el día que te confías y crees que lo tienes dominado, estás perdido. Y no sólo con el coche. Pero si además tienes 100 cosas en el coco, pues ya lo que nos faltaba.

    Hombre, también se da el caso contrario, hay quien emplea el coche para evadirse de otros problemas. O la moto.

    Un abrazo, amigo Barceló. Veo que no bajas la guardia.

    1. Barceló Martínez

      Hola, Ignacio.
      Lo primero, darte las gracias por comentar.
      «La confianza mató al gato», dice el refrán. Hay que mantenerse alerta, sobre todo al volante.
      Decirte que también tengo un relato, de este mismo año, donde se refleja, indirectamente, el gusto por la conducción, aunque el trasfondo es otro. Se titula «Blancos en la noche» perteneciente a la convocatoria del color blanco.
      Reitero mi gratitud. Un cálido abrazo.

  6. Abrumado por el peso de la vida cotidiana, tu protagonista contempla de pronto la bóveda celeste fija sobre su cabeza. Ha llegado el momento de detenerse. La realidad inmediata se le impone: el accidente, el descuido al volante, la voz tranquilizadora.
    Muy bien contada esta reflexión, Ángel. Felicidades por tus letras y un abrazo.

  7. Barceló Martínez

    Hola, Carmen.
    A veces, estamos agobiados por todo y queremos tener todo tan controlado que no nos damos cuenta que ese «todo» escapa a nuestro control. De un segundo al siguiente, la vida y las prioridades pueden cambiar de forma radical. Es una reflexión particular que he querido reflejar a través de este relato. En la observación de esa bóveda celeste, que parece una pintura siendo real, y el título que busca, precisamente, cambiar la perspectiva, intento expresar la idea de una realidad cambiante a cada momento que hay que pararse a observar para poder interpretar. Espero haber sido capaz de trasladar esa idea.
    Lo que te traslado en este momento es mi gratitud y mi cariño. Un abrazo.

  8. Lo más hiperrealista de este micro hiperrealista es lo que a mí más me gusta y, a mi entender, es lo mejor del micro, y eso es el punto de vista desde el cual se está contando la historia: el de la persona accidentada, que desde el asiento del conductor, piensa todo – hippoteca, coche, trabajo, familia- y mira todo: la bóveda celeste detenida, el policía, la lucecita blanca del médico que lo está revisando y que le dice que todo estará bien…

    Un micro que nos hace ver, escuchar, pensar, y sobre todo agradecer la vida que tenemos. Me gustó y mucho, BARCELÓ.

    Cariños,
    Mariángeles

  9. Barceló Martínez

    Hola, Mariángeles.
    Muchas veces se dice eso de «yo no soy pesimista, soy realista». Creo que cuando tomamos consciencia de ese realismo y vemos lo frágil que es la vida y lo mucho que tenemos que agradecer por ella es cuando verdaderamente podemos aparcar el pesimismo y vivir con lo bueno y con lo malo que nos haya de tocar. Dice una frase de Confucio que me gusta mucho «solo puede ser feliz siempre el que sabe ser feliz con todo».
    Gracias por tus comentarios, te deseo toda la felicidad del mundo. Un abrazo.

  10. Jorge Zas

    Hola, Ángel.
    Has narrado de forma impecable una de esas situaciones de las que quisiéramos despertar y ver que sólo se trató de un sueño, pero es la realidad y por más que queramos, no es posible volver atrás en el tiempo.
    Vuelvo a la página después de dos meses, con la convicción reforzada de que debemos disfrutar lo que tenemos, porque en cualquier momento lo podemos perder.
    He comenzado a leer lo escrito para “Azul” y me entero por el comentario que te hace Ángel Saiz de que tu relato para “Marrón” está entre los destacados. He ido a leerlo y es obvio que se lo merece.Recibe mi enhorabuena tardía.
    Un abrazo.

  11. Barceló Martínez

    Hola, Jorge.
    Gracias por pasarte por mi rincón, eres siempre bienvenido. Me extrañaba no encontrar ningún relato tuyo, ni comentario. Ahora, entiendo que has hecho un paréntesis. Es normal, las obligaciones o los avatares de la vida no nos permiten hacer siempre lo que queremos, o quizá, a veces, no tenemos el ánimo o la necesidad de hacerlo.
    El presente, eso es lo único que tenemos y no es poco. El pasado ya pasó, eso también es nuestro, pero no lo podemos cambiar solo podemos disfrutar de los buenos recuerdos, tratar de dejar atrás las malas experiencias y aprender. El futuro, lo encaramos desde el presente, nos enfocamos hacia él, pero no sabemos nada acerca de él, porque no existe. De ahí el cuadro hiperrealista.
    Perdón por la parrafada, me ha salido así y creo que explica perfectamente la razón de escribir este relato.
    Estar entre los destacados es un premio, pero vuestros comentarios y felicitaciones lo son aún más.
    Un cálido abrazo y feliz retorno.

  12. Josep Maria Arnau

    Me ha gustado tu relato, Ángel. Muestras las tribulaciones del protagonista que se diluyen ante una visión engañosa del cielo. Esa visión aparentemente relajante y contrapuesta a sus tribulaciones, deja paso a la sorpresa final. Generas expectativas y dosificas muy bien la información. La frase “tenía que cambiar el coche” es sugerente (¿premonitoria?). El final genial, la frase podría servir también para sus tribulaciones. Enhorabuena.
    Un abrazo y mucha suerte.

  13. Barceló Martínez

    Hola, Josep María.
    Has sabido ver muy bien las pistas e interpretar el final del relato a la perfección. Muchas gracias por tu lectura.
    Un cálido abrazo de finales de otoño.

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