4. Hombría (Mar Horno)
Eran un pueblo festivo. No terminaban una celebración cuando ya estaban preparando la siguiente. A pesar del carácter parrandero de los vecinos, a nadie le terminaba de gustar «La Fiesta de las Hachas», que siempre se solemnizaba en luna llena. Con los años, las formas de esconderse se habían perfeccionado hasta convertirse en un refinado arte. Incluso algunos se perdieron para siempre. Pero la mayoría habíamos disfrutado en mayor o menor medida de pequeños cortes que tomábamos como la penitencia necesaria en pago de nuestras faltas. Amputaciones que curábamos a base de contrición y paciencia. Menos las del Macario, arribado a la aldea hace poco, y que, a pesar de conocer la tradición, se veía con la Rosario a espaldas de su marido. Perdió su hombría de un certero tajo. Durante las partidas de dominó todos le enseñábamos algún muñón para consolarlo pero él negaba con la cabeza y salía del bar cabizbajo. Luego pasaba por debajo del balcón de su amada y lloraba porque ya nunca podría recitarle versos con lengua.
Feliz verano para todos. Y cuidado con las fiestas…
Si es que eran bestias en ese pueblo…
No te creas, cortecitos de nada… Gracias por comentar MCarmen.
En ese ejemplar pueblo no ganarían para tiritas y mercromina, y las urgencias del ambulatorio estarían saturadas.
Pero la fiesta era entrañable, como esos muñones compartidos. Siempre imaginativa y con humor, cortante en este caso. Buena ambientación y un final deslenguado.
Suerte y abrazo. Feliz verano.
Antonia, una fiestecita como otra cualquier. La botica se pondrá las botas, digo yo. Un abrazo.
Mar, a ese pueblo hay que ir limpio de pecado, jajaja. Muy bueno. Abrazos.
No diré el nombre del pueblo Salvador, así que cuidado con las rutas para visitar pueblos turísticos este verano. Un abrazo.
Las tradiciones hay que mantenerlas. Sobre todo si dejan huella.
Me encantó, Mar.
Abrazo.
Más que huella deja ésta. Un abrazo Rafa, encantada de que me comentes.
Muy buena crónica de la España negra que con tanta gracia nos contaba Gila en sus monólogos sobre las fiestas populares. Pobre Macario.
Paloma, a veces, la realidad supera la ficción. No hay más que echar un vistazo a algunas de nuestras fiestas. Un abrazo.
Mar, me has recordado al genial Gila («Si no sabe aguantar una broma que se vaya del pueblo»). Me intrigan esos «que se perdieron para siempre», me da que debían tener algún pecado mortal en su cuenta.
Muy buen relato, Mar. Suerte y abrazos.
jo, Mar, si juntamos a los tuyos y los míos … aaaaaarde Troya. Me gusta más el tuyo, sinceramente…
Madre mía, vengo de leer el de Juan y me encuentro con este. Decidido, este mes de agosto no me acerco a ningún pueblo en fiestas.
Al margen, el relato me parece una extrapolación de muchas salvajadas que todavía se mantienen en este país bajo el nombre de festejos populares,casi siempre teniendo animales como protagonistas involuntarios. Narrado con tanto humor negro y toques de esperpento que la crueldad se diluye. Un abrazo.
Pero que retranquita l´has echao a la lengua, digo al lenguaje, al texto, vaya!!
Si es que hay que reírse a la fuerza!!
Abrazo
Yo, como soy hombre casto, puro, y sin pensamientos impíos, puedo pasear desnudo por la plaza de ese pueblo, mostrando mi preciosa y COMPLETA anatomía para solaz y disfrute de las damas del lugar.
A todos vosotros os amputarian algún miembro (o miembra, como decía la otra), porque sois una troupe de pecadores.
ARREPENTIOS! EL DIA DEL JUICIO ESTÁ CERCA!!!
Mar, que muy muy bueno tu relato, pero sinceramente a mi no me ven el pelo por ese bucólico poblado.
Al día siguiente parecería una figura del tetris con tanta amputación…
Extraña costumbre la de ese pueblo, desde luego más valía no salirse de la raya si no… Zas!!!! Pobre Macario, ya nunca podrá ser como Cyrano.
Original y buen relato.
Un beso Mar.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. No puedo contestar uno a uno como quisiera. Cosas del verano… Un abrazo
¡¿Pero que os pasa?! Estoy por irme a la luna para poner distancia entre mi cuerpo y esos pueblos…¡¡que miedo!!
Jaja, qué bien le vino al marido de la Rosario el festejo de las hachas. Muy bueno, Mar. Un abrazo.
No tiene ni una palabra de desperdicio. Aunque coincida algo con la de JAMS, son muy diferentes y cada una con lo suyo. Me encanto’.
Mar, en este pueblo parece que los remedios son peores que las faltas. Suerte y saludos
El relato me ha impresionado. Me ha dejado esa sensación como cuando vas entrando en el agua de la playa y al llegarte por encima de las rodillas la barriga ya se te va metiendo para dentro que te quiere salir por la espalda. Desde luego en ese pueblo dejan a los vikingos a la altura del betún. Muy bueno el relato y con una capacidad de traspasarte en el imaginario digna de mención y más. Mucha suerte 🙂
Mar, donde está ese pueblo para que no me meta la pata y pasar por allí. Escalofriante relato escrito como siempre de una gran maestría de la reina de los micros. Un fuerte abrazo y feliz verano, Sotirios.( este mes me he salido de campeón dos relatos míos se han premiado . El primero Valentina ha sido publicado en un libro que se llama Antología I concurso de Terror. El otro ha sido finalista se llama cálido destripamiento. El concurso se llama I Certamen de microrelatos “Madrid historias breves “El ganador saldrá el día 20 de septiembre en un local que se llama la flauta mágica. Está los dos relatos colgados en mi blog sotiriosmoutsanas.blogspot.com)
Muy bueno tu micro, escrito con contundencia y dureza.
Vaya, vengo huyendo del pueblo de Jams y me encuentro con el tuyo donde también son unos macabros de cuidado.
Muy buen relato y además con una buena dosis de humor.
Que tengas mucha suerte Mar.
Me gusta es original y sinuoso.
Abrazos.
Agosto es mes de fiestas en todos los pueblos y está claro que se puede encontrar casi cualquier cosa. Jams también nos ha dejado otro ejemplo, desde luego creo que iré a las fiestas pueblerinas con un poco más de sigilo que no se sabe lo que nos podemos encontrar.
Besos