72. Honor sin gloria
La motillo de hoy va bien, un chasis enclenque, pero un motor duro, fiable. Y sobre ella, Quino cabalga cuál intrépido caballero en su jornada de tarde-noche. De 8 de la tarde hasta las 12 de la noche, en que termina el reparto de la pizzería. Él tiene fama de llegar siempre a tiempo, con el pedido calentito y una sonrisa. Esto le proporciona muchas propinas, de pequeña cuantía, claro; su territorio es humilde, él es de ahí. Pero al mismo tiempo esto le genera animadversión entre sus compañeros, especialmente de Íñigo, el más antiguo y el que siempre elige moto el primero. Quino lo sabe y le duele, no lo entiende, siente que les incomoda su presencia, pero es su trabajo…. Hoy intentará revertir la situación. Es viernes, habrá mucho trabajo y muchas propinas. Buen ánimo. Al acabar la noche, y antes de despedirse todos hasta mañana, lo suelta: «Bueno, amigos, hoy ha sido mi último día.»
Silencio y miradas incrédulas… Alguna sonrisa clandestina…
«¡Qué hijoputa, ahora tendremos que hacer tu trabajo!», exclama el más viejo.
La frase: «Ladran, luego cabalgamos» atribuida a don Quijote (aunque de forma errónea), sería aplicable a tu protagonista. Haga lo que haga, siempre será criticado. Nunca se acierta del todo, aun asi, pese a incomprensiones, y como el hidalgo manchego, hay que hacer lo correcto.
Un sakudo y suerte, Manuel
(Perdón, quise decir «saludo»).