55. Iluminada (Aurora Rapún Mombiela)
La iglesia hoy está a rebosar. Un vecino ha muerto, pero a ella eso le da igual. Familiares y allegados toman posiciones. La anciana ocupa su lugar. Las rodillas agrietadas por el roce de la madera, las manos juntas, los antebrazos apoyados en el respaldo de delante. Algunas personas le dan el pésame, confundiéndola con la abuela del finado. Ajena a lo terrenal, ella contempla a los ángeles que atraviesan la vidriera vestidos de rayos multicolor. Envuelta por seres de luz, que llegan puntuales como todos los días, implora el perdón por su pecados, cualesquiera que hayan sido. Se deja bañar por su bondad y ruega a Dios que le permita acompañarlos. Da comienzo la misa. Algunas toses, murmullos. Todo es pureza a su alrededor. Huele a cielo. Entre varios hombres alzan el ataúd y salen a la plaza, donde aguarda el coche fúnebre. La iglesia se queda vacía. Dentro, una única persona reza con todos los sentidos. Los ojos bien abiertos. Extasiada por tanta belleza. Se quedaría allí para siempre, si pudiera. Ojalá pudiera. Quizá mañana. Que sea pronto.
Vaya pedazo de visión mística, no me extraña que tu anciana se quiera morir. Es raro encontrar historias en las que la muerte sea luminosa y colorida, pero tú la has clavado. Enhorabuena.
Un abrazo y suerte.
Siempre hay diferentes visiones de las cosas. Ver luz, color y bondad en medio de un entierro es una bastante particular, pero así son los personajes, que nos sorprenden. Muchas gracias por tu comentario y un abrazo fuerte.
Esta mujer, a aballo entre dos mundos, desea pasar definitivamente al que ya le va correspondiendo. En su caso es lógico que desee dejar su existencia presente, porque tiene constancia y pruebas irrefutables, por sí misma, de que luego todo continúa. Si todos lo tuviésemos tan claro nuestra vida actual cambiaría, sin tanto temor a que todo acabe.
Un relato original y bien contado, Aurora.
Un abrazo y suerte.
La verdad es que ver el futuro de lo que nos espera y verlo de colores sería la leche. De momento, los mortales tendremos que conformarnos con disfrutar al máximo de nuestro paso por la vida. Los personajes, esos ya son otro cantar. Muchas gracias por tu comentario, Ángel. Un abrazo muy fuerte.