Aquel personajillo tuvo la osadía de afirmar que el microrrelato no se podía considerar un género literario. Me lo cargué literalmente en tres palabras.
Hola, María Jesús.
Siempre he dicho que los relatos hiperbreves son los más complicados. No sé si yo he conseguido armar bien este, pero me he lanzado a la piscina pensando que si Augusto Monterroso puede, ¿por qué no voy a poder yo? (salvando enormemente las distancias ja,ja,ja).
Lo que si que no puedo dejar de hacer es agradecer tu comentario.
Un abrazo.
Esto si que son medidas drásticas. A ver si se entera ese personajillo de que lo bueno si breve… Etcétera. Te deseo mucha suerte con el relato, Ángel.
Un abrazo
Hola, María José.
Como siempre, un enorme placer cruzar contigo unas palabras.
Me apetecía muchísimo escribir un microrrelato muy corto y espero haber conseguido que guste.
Gracias por pasarte a comentar. Un abrazo.
Hay cosas que, según a qué personas, no se pueden ni plantear. Si llegan a decirse, las consecuencias pueden ser drásticas. Cuidado con faltar al respeto a un género nada sencillo y muy interesante, al que pertenece este relato, que no necesita de más palabras para derrochar intensidad y un creativo humor negor.
Un abrazo, tocayo.
Suerte
Hola, tocayo.
Ese personaje se tiene ganado quedar anulado de la historia. ¿A quién se le ocurre semejante majadería? (ja,ja,ja)
Coincidirás conmigo en que las cosas con amor y con humor mucho mejor.
Un angelical abrazo.
Hola, Óscar.
Sí, hay personas muy irascibles, pero es que esta afirmación, coincidiremos por la parte que nos toca, es «Imperdonable» (ja,ja,ja)
Agradecidísimo por tu amable comentario. Un cálido saludo.
Parafraseando a mi amado Cortázar, no sólo este micro ganó por knock-out… ¡También el autor ofendido por la osadía de tal personajillo! No, el microrrelato no puede ser considerado un género literario porque es mucho, mucho más… ¡Si lo sabremos nosotros!
Un pequeño-gran micro sobre la ira y el enfado… ¡Felicidades, querido A.BARCELÓ!
Hola, Mariángeles.
Estoy totalmente de acuerdo contigo: esto es más que un género y más tratándose de ENTC, esto es una familia. Lo mismo que para ese personajillo sobran palabras, para definir lo que aquí tenemos me quedaría corto con un millón de ellas.
Cariños a raudales.
Hola, Marian.
Gracias por pasar a comentar. Sí, ese personaje no se merecía seguir en el relato y suficiente tres palabras para sacarlo de ahí, que en este género hay que economizarlas bien.
Un abrazo.
Hola, Juan.
Creo que por mucho que abone y riegue mi intelecto, nunca alcanzaré el nivel que vuecencia acredita. En todo caso, mil gracias por la inyección de estima.
Un afectuoso saludo.
Qué bueno. Era una mala persona, seguro. Podrías haberlo hecho andar sobre nuestras brasas para que sufriera un poco antes de las tres palabras, pero lo hecho hecho está y, en este caso, merecidamente 😉
Suerte y abrazos, Ángel.
Hola, Rafael.
Gracias por acercarte a comentar. Me alegra un montón que te haya gustado este microcuento, es siempre un aliciente que te digan que algo que has escrito ha gustado, divertido, intrigado…
Un afectuoso saludo, compañero.
Hola, Barceló. Aquí vengo a dejarte mi reseña sobre tu cuentecillo micro-micro, podría utilizar la palabra nanomicro porque ese prefijo se ha puesto de moda y mira que tiene tiempo, más que el hilo negro.
Hay muchos personajillos por el mundo como ese que tan bien has descrito. Has sido más que educado poniendo un diminutivo en lugar de un despectivo, pero claro, tú eres un hombre con clase y sabes decir las cosas sin que se te despeine el flequillo.
Bromas aparte, quería desearte una feliz tarde.
Un abrazo de veranillo de San Miguel, bochornoso como él solo sabe.
Hola, Mercedes.
Gracias, como siempre, por tu visita y por dejar tus impresiones sobre mi propuesta, que esta vez es hiperbreve, nanobreve, extracorta o como se le quiera llamar, aunque suficiente para poner en su lugar a ese «personajillo» víctima de una incultura supina.
Un abrazo tan cálido como ese veranillo de San Miguel que refieres, que por aquí también llamamos «El veranillo del membrillo».
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ja,ja,ja qué bueno
Se lo merecía ja,ja,ja.
Gracias por pasar a comentar. Un cariñoso saludo.
Ingenio y brevedad . Me encantan los «minis» que dicen más que los «maxis».
Besito virtual.
Hola, María Jesús.
Siempre he dicho que los relatos hiperbreves son los más complicados. No sé si yo he conseguido armar bien este, pero me he lanzado a la piscina pensando que si Augusto Monterroso puede, ¿por qué no voy a poder yo? (salvando enormemente las distancias ja,ja,ja).
Lo que si que no puedo dejar de hacer es agradecer tu comentario.
Un abrazo.
Esto si que son medidas drásticas. A ver si se entera ese personajillo de que lo bueno si breve… Etcétera. Te deseo mucha suerte con el relato, Ángel.
Un abrazo
Hola, María José.
Como siempre, un enorme placer cruzar contigo unas palabras.
Me apetecía muchísimo escribir un microrrelato muy corto y espero haber conseguido que guste.
Gracias por pasarte a comentar. Un abrazo.
Hay cosas que, según a qué personas, no se pueden ni plantear. Si llegan a decirse, las consecuencias pueden ser drásticas. Cuidado con faltar al respeto a un género nada sencillo y muy interesante, al que pertenece este relato, que no necesita de más palabras para derrochar intensidad y un creativo humor negor.
Un abrazo, tocayo.
Suerte
Hola, tocayo.
Ese personaje se tiene ganado quedar anulado de la historia. ¿A quién se le ocurre semejante majadería? (ja,ja,ja)
Coincidirás conmigo en que las cosas con amor y con humor mucho mejor.
Un angelical abrazo.
Divertido, acorde con el género y con el tema para esta ocasión. Muestra como algunos salen rápido de sus casillas. Enhorabuena, Barceló. Saludos.
Hola, Óscar.
Sí, hay personas muy irascibles, pero es que esta afirmación, coincidiremos por la parte que nos toca, es «Imperdonable» (ja,ja,ja)
Agradecidísimo por tu amable comentario. Un cálido saludo.
Bien hecho! Ya era hora de que alguien pusiese a ese tipejo en su sitio. Ja, ja, ja.
Parafraseando a mi amado Cortázar, no sólo este micro ganó por knock-out… ¡También el autor ofendido por la osadía de tal personajillo! No, el microrrelato no puede ser considerado un género literario porque es mucho, mucho más… ¡Si lo sabremos nosotros!
Un pequeño-gran micro sobre la ira y el enfado… ¡Felicidades, querido A.BARCELÓ!
Cariños,
Mariángeles
Hola, Mariángeles.
Estoy totalmente de acuerdo contigo: esto es más que un género y más tratándose de ENTC, esto es una familia. Lo mismo que para ese personajillo sobran palabras, para definir lo que aquí tenemos me quedaría corto con un millón de ellas.
Cariños a raudales.
Hola, Marian.
Gracias por pasar a comentar. Sí, ese personaje no se merecía seguir en el relato y suficiente tres palabras para sacarlo de ahí, que en este género hay que economizarlas bien.
Un abrazo.
Hola, Juan.
Creo que por mucho que abone y riegue mi intelecto, nunca alcanzaré el nivel que vuecencia acredita. En todo caso, mil gracias por la inyección de estima.
Un afectuoso saludo.
Qué bueno. Era una mala persona, seguro. Podrías haberlo hecho andar sobre nuestras brasas para que sufriera un poco antes de las tres palabras, pero lo hecho hecho está y, en este caso, merecidamente 😉
Suerte y abrazos, Ángel.
Hola, Rafael.
Gracias por acercarte a comentar. Me alegra un montón que te haya gustado este microcuento, es siempre un aliciente que te digan que algo que has escrito ha gustado, divertido, intrigado…
Un afectuoso saludo, compañero.
Hola, Barceló. Aquí vengo a dejarte mi reseña sobre tu cuentecillo micro-micro, podría utilizar la palabra nanomicro porque ese prefijo se ha puesto de moda y mira que tiene tiempo, más que el hilo negro.
Hay muchos personajillos por el mundo como ese que tan bien has descrito. Has sido más que educado poniendo un diminutivo en lugar de un despectivo, pero claro, tú eres un hombre con clase y sabes decir las cosas sin que se te despeine el flequillo.
Bromas aparte, quería desearte una feliz tarde.
Un abrazo de veranillo de San Miguel, bochornoso como él solo sabe.
Hola, Mercedes.
Gracias, como siempre, por tu visita y por dejar tus impresiones sobre mi propuesta, que esta vez es hiperbreve, nanobreve, extracorta o como se le quiera llamar, aunque suficiente para poner en su lugar a ese «personajillo» víctima de una incultura supina.
Un abrazo tan cálido como ese veranillo de San Miguel que refieres, que por aquí también llamamos «El veranillo del membrillo».