03. INCREIBLE
Siempre caminaba mirando al hermoso cielo de Madrid, pero tras dos caídas debidas al penoso estado de aceras y calzadas (en los distritos menos ricos, claro), ya sólo voy atenta al suelo para sortear baldosas danzarinas, zonas levantadas por inquietas raíces de árboles, asfaltos con rajas en las que cabe un pie, etc., etc., etc.
Una tarde, yendo por la calle, ví una pulsera con piedras de colores. Al no haber una posible dueña cerca, la cogí del suelo y me la puse en la muñeca. Era una valiosa joya, con eslabones de oro y bellas gemas engarzadas.
¡Vaaaayaaa! ¡Qué sorpresa tan increíble!– Pensé– Yo jamás había encontrado ni una monedica en el suelo, nada de nada, nunca…
La lucí sin quitármela siquiera, porque me encantaba, pero…¡Ayyyy! Un aciago día, al regresar a casa, ví que no la tenía en la muñeca.
Volví sobre mis pasos, pero nada, ni rastro de ella por ningún sitio. La había perdido.
¡Vaaaayaaa! –Me dije – ¡Tal como apareció, desapareció!… Así es el caprichoso azar.
Me quedé pensando un rato, pero enseguida sólo deseé que otra mujer encontrase la joya viajera y aún la luzca, celebrando su suerte con una enorme sonrisa.
Así es la vida. Igual que de forma sorprendente, en apariencia casual, te da algo, de igual manera azarosa, o caprichosa, te lo quita. El caso es que cuando se está atento a una cosa, puede aparecer otra.
Un relato que imagino autobiográfico, con independencia de que sea creíble y posible, uno de esos detalles curiosos que irrumpen en lo cotidiano, con entidad para que se recuerde.
Un abrazo y suerte, Puri