66. Inmigrante
Sus pupilas amarillo cadmio lo delataban. Paseaba por las calles, entraba en los bares e incluso participaba en los mentideros, pero no nos engañaba, sabíamos que era diferente.
Desde que se inició el Programa para la Regeneración, Transmutación e Hibridación de Especies (PRTHE) nos acostumbramos a todo. A nadie le extrañaba ver a un joven con alas de gaviota, un ave con patas de zorro, un mamífero con piel de serpiente, o un reptil con el dulce rostro de una anciana. El programa había sido un éxito, se había salvado el ochenta por ciento de los animales en peligro y se habían creado otras familias nuevas, pero no se podían permitir errores, y era evidente que él lo era. No se conocía ninguna especie autóctona con ese color en los ojos. Había que acabar con él.
Qué tendrá lo diferente que en tantas ocasiones se intenta eliminar o modificar, incluso en este mundo de híbridos y mutantes que tanto me ha gustado. No sé si es el error o la diferencia lo que no se perdona. De todos modos, espero que sobreviva, a mi me resulta de lo más atractiva esa especie única de pupilas amarillas. Un saludo, Ezequiel.
Gracias Bea.
Siempre ha sido así. No sé (o mejor, sí sé) si de forma espontánea o malintencionada, pero lo diferente crea una situación de alerta e incluso miedo.
Gracias por tu comentario.
Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.
(Blade Runners Ridley Scott 1994)
Me gusta tu historia, Ezequiel, ¡¡pero no quiero que acaben con tu prota!!
En la diferencia está la riqueza. Un abrazo.
Gracias, Concha.
No te preocupes, el relato solo tiene ciento cuarenta y cinco palabras. Te quedan aún cincuenta y cinco para darle el destino que desees.
Un abrazo.
Alguien establece que un determinado rasgo o costumbre es una amenaza, sin querer ver que conviven con otros muchos más extraños, sin intención alguna de esforzarse en apreciar que ningún ser humano y, apurando, ningún ser vivo en general, trae consigo, de serie, una maldición que haya que erradicar.
Un planteamiento original que, sin dejar de ser una creativa fantasía, es todo un ejercicio de realidad y un aldabonazo a los prejuicios a los que tan dada es esa especie que denominamos humana.
Un abrazo y suerte, Ezequiel
Gracias, Ångel.
Efectivamente, son los prejuicios, no los rasgos,los que hablan mal de nuestra especie.
Es triste pensar que este relato podría ser una realidad en un futuro no demasiado lejano… Acabamos con todo, somos lo peor.
Suerte con él.
Saludos.
Gracias por tu comentario, Nuria.
Es un futuro un poco apocalíptico y no dudo que pueda salir de la ficción, con otros colores y otros grupos, pero seguro que hay alguna manera de integrar a esos ojos amarillos.
!qué poderosos son los ojos, y con una mirada amarilla, más! Me ha encantado. Un beso.
Una mirada profunda y sincera puede conquistar y atrapar, peeo también delatar.
Gracias por tu comentario.