81 Inmortal (La Marca Amarilla)
El fotógrafo prepara con mimo todos sus artilugios, con precisión y paciencia, como un cazador de instantes únicos. Ha encuadrado nuestro salón con luz natural, la ideal para inmortalizar el momento, según él. Mamá, con el mejor vestido de los dos que tiene, da un último retoque a su moño blanco y negro. Yo hace rato que estoy preparado para la fotografía, incluso me han puesto algo de colorete en las mejillas, y espero recostado en el sillón con ganas de que esto acabe, me tumbe para siempre en aquel ataúd blanco y pueda descansar por fin.
Creo que fue Borges, quien dijo que el arte (y la fotografía lo es) consiste en un intento de inmortalizar los instantes de amor o de éxtasis. Una de las virtudes de las imágenes es, efectivamente, la de congelar el tiempo, de forma que fabrique la ilusión de que no afecta a los protagonistas que aparecen en las mismas. Es posible crear una representación que enmascare un poco la realidad a conveniencia, como la puesta en escena de una película o el decorado de un teatro. El caso es que este niño, antes de su viaje definitivo, se ve abocado a una última representación que, sobre el papel (y nunca mejor dicho) le hará inmortal, la práctica ya es otra cosa.
Un relato original e impactante.
Un abrazo veraniego, Marca ¡campeón! Suerte
Gracias por tu certero comentario, como siempre Ángel!!
Creo que el tema de las fotografías postmortem da para más de un relato… Pero ahí está mi pequeña aportación!!
Gracias, campeón!!
Feliz verano!!
Buen relato. Hubo un tiempo donde fue algo habitual esas fotografías postmortem. Está claro que el protagonista pasará al recuerdo de ese momento fotografiado.
Un saludo y suerte.