Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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06. INSTINTOS (Modes)

Te amé desde la noche de los tiempos.

Te amé desde el instante en que te vi.

Y siempre fui un estallido de husos y huesos enamorados, pero tú, tan iceberg, jamás me regalaste una mirada.

Sin embargo, esta mañana, un rayo de fortuna llenó de luz mi vida, y mi corazón bailó entre electrones cuando te acercaste.

Y después me rozaste, y me acariciaste, y…

Y mi muerte ha sido un mínimo precio a pagar, ante el privilegio de haberte conocido.

Ante el privilegio de haberte sentido.

Y ahora mi alma vuela feliz hacia prados infinitos, mientras tú, mi adorada mantis hembra, continúas devorando mi cabeza.

 

 

9 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Tras el roce y las caricias vino algo más, el más caro de los tributos, él último posible, que a tu protagonista no le importó pagar a cambio de un poco de atención.
    Tuve la suerte de criarme rodeado de mucho campo y las mantis siempre me fascinaron. He sido testigo de escenas como la que tan bien has descrito y la sumisión del macho era total. Pensaba que era por instinto, para que la hembra se nutrisese y engendrase los muchos huevecillos, pero no, resulta que esa mansedumbre era fruto del enamoramiento.
    Siempre genial, Modes.
    Un abrazo y suerte

  2. ANTONIO TORIBIOS GARCIA

    Modes, tú siempre rompedor. Venga sentimiento, venga rayos de luz, venga naturaleza beatífica y al final zaca, en toda la boca. Menudo relato inquietante…sobre todo para los machos.

  3. Alicia Isabel León Lobera

    Soy bióloga, así que he leído con mucho interés tu relato, ¡me ha gustado!
    Como bien decían en «Parque Jurásico», la vida se abre camino… aunque sea a mordiscos.
    ¡Suerte, Modes!

  4. Barceló Martínez

    Hola, Modes. Nunca pensé que un final tan trágico para una historia de amor podría resultar tan natural. Me sorprendió, me cautivó y me partió el corazón a partes iguales. Enhorabuena.
    Un cálido saludo.

  5. Salvador Esteve

    Como reo del amor y sentenciado a muerte, nunca un condenado había pedido como última comida ser la propia vianda. Diferente, punzante y genial, Modes. Un abrazo y suerte.

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