08. Insurrección
Nunca había deseado mal alguno a nadie. Crecí honrando las leyes de la tierra y he sobrevivido. Libre me alcé entre las nubes y se me permitió, además de divisar el horizonte, danzar con el viento bajo las estrellas. Me enorgullece ser nido y sombra; oxígeno y belleza. Sin embargo, hace tiempo que diviso crueldades, ferocidades que maldigo y aborrezco. Me aflige el dolor que portan las manos inclementes. Me resquebraja el mortal balanceo de los amigos más fieles del hombre y no deseo ser partícipe de tal espanto. Por eso, en un arrebato de cólera, mis numerosas ramas se rebelaron y una de ellas, la más gruesa y reseca, se dejó caer con furia sobre el cazador que, inmisericorde, sacrificaba a sus viejos y leales camaradas. No pude con la mirada sobrecogida de los lebreles y sus gemidos rogatorios. Con su lenta agonía y su mal pagada nobleza. Y, lejos de lamentar haber mutilado el brazo que portaba la escopeta, la mano que ataba el lazo, lejos de conmoverme por la sangre de ese trampero sin entrañas, yo, desde la raíz hasta la copa, desde la corteza interna hasta la última de mis hojas, confieso que me alegro.
Muy conseguido el canto a la vida contra las crueldades del hombre. Me alegra que sea un árbol el justiciero de esa iniquidad.
Este árbol justiciero se cansó de ser testigo de una práctica cruel que parece haberse convertido en una tradición en nuestro país. Terrible.
Muchísimas gracias, Rosa por acercarte y comentar. Un abrazo 🤗
La alegría de este árbol justiciero y su ayuda en defensa de compañeros fieles es algo que podemos sentir y comprender. Nada mejor que un árbol para simbolizar a una naturaleza que pone las cosas en su sitio y se protege de sus elementos más dañinos.
Un relato original, bien llevado y con mensaje edificante.
Un abrazo y suerte, María José
La crueldad humana contra la naturaleza nos avergüenza y ya que las multas no sirven para detener la barbarie, tendremos que seguir buscando justicia, aunque sea por escrito. Muchísimas gracias, Ángel por acercarte y comentar. Un abrazo 🤗
Oh, qué bonito relato, muy intenso y poético, un alegato contra la crueldad del hombre para con los animales, a los que maltratamos continuamente como si fueran cosas en lugar de compañeros en la naturaleza.
Me encanta, muchas felicidades
Muchísimas gracias por la visita y por tan amable comentario, Sara. Este árbol justiciero nos muestra que la naturaleza es sabia. De nuevo gracias. Un abrazo
María José, cuánta belleza y justicia encierra tu micro. Me parece fantástico cómo vas describiendo el árbol y sus sentimientos, y cómo nos haces empatizar con él, los lebreles, y el resto de seres vivos del planeta.
Un abrazo y suerte.
El árbol se apiada de esos amigos fieles del hombre que son frecuentemente víctimas de la barbarie cuando viejos, lisiados o torpes no sirven. Muchísimas gracias, Rosalía por acercarte y dejar tan amable comentario. Un abrazo 🤗
Cuánta belleza y dolor, cuánta justicia en tus letras, qué bien las has descrito. Cuánto me regocija encontrarme con escritos como éste.
Un besazo, escritora.
España es un país señalado como país europeo más cruel en el trato que dispensa a los galgos. Estos extraordinarios animales que lo dan todo y, cuando no sirven, sus amos los recompensan con el patíbulo. Es terrible. Así que, cómo no vamos a empatizar con este árbol justiciero.
Muchísimas gracias, Rosy por la visita y por dejar tan amable comentario. Un abrazo 🤗
Yo yo también me alegro.Cómo no hacerlo? Si no somos nosotros, que sean los árboles los que hagan justicia. Qué chulo!! Enhorabuena, Maria José!!
No sé si estará mal, pero lo cierto es que no hay más remedio que alegrarse. Muchas gracias, Susana por acercarte y comentar. Un abrazo 🤗
Magnífica escritora!
Graciassss, Isabel Cristina por esa flor que me dedicas. Un abrazo 🤗😃