83. JUEZ Y VERDUGO
Según su hermano iba disfrazada de monja putona. Según su madre, de bruja yeyé. Su padre murmuró: “¡Ajá… Hum. Ajaá…!”, como siempre que Adriana le consultaba algo.
El gimnasio del instituto parecía un cementerio brumoso. Estaba muy bien conseguido. Berta se había encargado del atrezo, como el año pasado, aprovechando viejos decorados del teatro que dirigía su tío. Consiguió seis ataúdes con mecanismos chirriantes. Al levantarse cada tapa se incorporaba un muerto viviente… Excepto el muerto de verdad: el ex novio de Adriana.
Cuando Adriana llegó a la fiesta se tranquilizó al ver aquellos coches de policía bloqueando la puerta del instituto, y disfrutó con la explicación quejumbrosa que Berta daba a los agentes: “Se trataba de una escenificación con zombis -hipaba Berta-. ¡Qué tragedia!… ¡Adriana, Adri, ha sido horrible!”.
¡Todo estaba saliendo según lo planeado! Adriana tenía coartada familiar y su amiga no la necesitaba… Cómo iba a saber Berta que el cerdo de Manu era alérgico a esa marca de Ketchup, justamente la utilizada para la sangre de los zombis…
Adriana iba disfrazada juez, y Berta de verdugo. Pero las dos amigas parecían plañideras enlutadas. En carnavales, ya se sabe: ¡nadie es lo que parece!
Tretas venecianas para un crimen adolescente. Todo concuerda.
Un saludo
JM
Como bien dices: tretas venecianas para un crimen adolescente… Y descontroladas y tretas desmedidas. El valor de la vida medido por un capricho o una rabieta: ¡Qué miedo ! ¡Qué pena!
Un abrazo, Juan M.
El crimen perfecto. 🙂 Mucha suerte.
Hola, Juan Antonio! Esperemos que se dejaran algún cabo suelto… 🙂
Un abrazoooo
Muy bien pergeñado el relato, Amparo. Todo casa a la perfección. En tu línea: negro pero con humor y muy original.
Un abrazo.
Muchas gracias, Sara. Tu ilustración es una fuente de inspiración muy rica… Esa máscara habla de ambigüedades, de hadas y brujas, de ambos sexos, de blanco y negro, de amor y desamor…
Un abrazo grande
Un escenario y unas circunstancias muy apropiados para urdir el crimen perfecto. Muy ingenioso y bien contado. Felicidades y suerte. Un abrazo
Le ha quedado a la perfección. Un buen relato para esta apuesta del mes de febrero. Me ha gustado mucho. Suerte y felicidades.
Besicos muchos.
Muchas gracias, Nani. Eso de aprovechar los disfraces para cumplir una misión, un plan establecido… Todo un juego (o no).
Un abrazoooo
A saber que habrá hecho Manuel para despertar los instintos asesinos de tu protagonista. : ) Ya lo dejas bien claro poniéndole un «ex» delante. Espero que tengas suerte Amparo, la trama esta muy bien.
Un saludo
Ana, a ver si te encuentro y leo tu micro…
Aprovecho para mencionarte lo del libro en el que apareces, por si lees este comentario: visita mi blog (es un regalo) 🙂
Besoooos
Amparo, si, aunque algo anunciabas con ese ex, como imaginar este desenlace, bien hilvanado el relato y su final. Suerte y saludos.
¡ajará! muy bien tramada la idea de ellas y tuya.
«Juez y verdugo», muy bueno. La trama bien urdida y con un toque de humor. Me gusta.
Suerte y saludos,
No quiero imaginar a esta autora ofendida o dispuesta a terminar para siempre este vínculo. Vaya historia Amparo, excelentemente urdida.
Un abrazo y mucha suerte.
Anda, un alérgico a los colorantes E-124 a E-127 como yo (vamos, los rojos), pero se muere, el pobre…Una historia de película Amparo!!
Un abrazo
Un guión cinematográfico, pero que quien sabe si no ocurrirá en más de una ocasión.
Ya se sabe la realidad supera la ficción.
Besos.
Amparo, creo
Amparo, creo que el verdadero disfraz era el de «inocente» adolescente. Perfecta escenificación para un crimen. Me ha gustado. Abrazos.
Petra, siempre matando a hombres, pero si ya era un ex, sois muy malas, ya no podía hacer ningún mal. Tu relato me gusta aunque parezca una peli americana tipo American pie o porkys.
Un beso