Siento la cuerda apretando mi cuello; el peso de mi cuerpo me hace anhelar el aire. Pataleo con desesperación mientras mis ojos suplicantes buscan su rostro.
Tan dramático como breve y con el final de la última mirada de una víctima hacia quien debería cuidarla y hace lo contrario, una mirada de entrega y fidelidad aún en esos momentos, algo que no merece su verdugo. Hay animales que son así, mucho mejores que las malas personas.
Recuerda a algún cazador sin escrúpulos, que cuando su perro deja de serle útil, se deshace de él sin miramientos.
Un abrazo y suerte
(Cuántos años ya leyéndonos)
Ángel, muchas gracias por tu comentario. Cierto, muchos años (cómo pasa el tiempo) disfrutando de esta casa, siempre acogedora y con construcción sólida sobre pilares de talento y magia. Sin ninguna duda, tú eres uno de ellos.
Un placer, como siempre, tu visita. Hace tiempo que no escribo por aquí, pero no hay día que no me asome a la ventana para disfrutar de vuestros relatos. Un abrazo.
Cierto, no hay límites a esa crueldad que traiciona el amor y la lealtad incondicional de un ser que no comprende su destino. Rosalía, muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
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Tan dramático como breve y con el final de la última mirada de una víctima hacia quien debería cuidarla y hace lo contrario, una mirada de entrega y fidelidad aún en esos momentos, algo que no merece su verdugo. Hay animales que son así, mucho mejores que las malas personas.
Recuerda a algún cazador sin escrúpulos, que cuando su perro deja de serle útil, se deshace de él sin miramientos.
Un abrazo y suerte
(Cuántos años ya leyéndonos)
Ángel, muchas gracias por tu comentario. Cierto, muchos años (cómo pasa el tiempo) disfrutando de esta casa, siempre acogedora y con construcción sólida sobre pilares de talento y magia. Sin ninguna duda, tú eres uno de ellos.
Un placer, como siempre, tu visita. Hace tiempo que no escribo por aquí, pero no hay día que no me asome a la ventana para disfrutar de vuestros relatos. Un abrazo.
Salvador, no hacen falta más palabras para explicar la crueldad humana. ES breve, demoledor, y necesario.
Un abrazo y suerte.
Cierto, no hay límites a esa crueldad que traiciona el amor y la lealtad incondicional de un ser que no comprende su destino. Rosalía, muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.