51. La añada
No es del pueblo, lo acaba de descubrir y le gusta. A ella le atrae lo de fuera, lo diferente. Y no hay rubio con ojos azules que no la encandile. Pero este también se irá—en cuanto acabe la cosecha de la uva— dejándole una pena casi tan grande como el chasco que se llevará cuando compruebe, pasados unos cuantos meses, que tampoco su cosecha heredará sus rasgos; será moreno, igual que ella, con los ojos negros, como los de ella. Y ya van tres.
Tuve una jefa que decía que a una madre soltera no se le puede reprochar nada, a él sí, claro, pero que incurra tres veces en lo mismo, eso, como se suele decir, es para hacérselo mirar. El gen dominante es obstinado, quizá sus nietos sí salgan rubios pero ella quiere resultados inmediatos.
Un abrazo y suerte, Rosy.
Hola, Rosy, me ha hecho mucha gracia la cabezonería de la protagonista de tu micro en conseguir un hijo con esos rasgos que le gustan tanto. Dicen que el que la sigue la consigue, igual esta vez tiene suerte, pero le está saliendo caro el experimento. Bueno, no sabemos de quién se trata, igual es la dueña de las viñas y es tan rica como caprichosa. Muy simpática tu propuesta. Besos y suerte.
Ángel, Juana, muchas gracias por dedicarme vuestro tiempo, yo al final me he quedado sin él para corresponderos como es debido… 🙁
Un abrazo y suerte con vuestros trabajos.