39. La batuta (Belén Sáenz)
Cuando llego al edificio mis vecinos ya están en casa, pero si nos cruzásemos en el portal no me saludarían. Nada saben de mi vida ni les importa, salvo que vivo solo. Me llaman el Músico. Poco antes de que encienda la luz de mi salita, ellos habrán entornado los postigos y oscurecido sus ventanas. En el patio enmudecen las cacerolas y callan los televisores. Alguna fugaz brasa de cigarro, una tos nerviosa, los delata. La sesión infantil es una concesión breve y necesaria, apenas Los pajaritos. Enseguida, sin darles respiro, los traslado en un vuelo sin despegue hasta un café de Montmartre, araño sus entrañas con melancólicas cadencias cubanas y arrebato voluntades en una feroz danza polonesa, que acertadamente amalgamo con percusión del desierto africano. En ese punto puedo oler, por el sudor de sus cuerpos, que se han aflojado las ropas y contorsionan brazos y caderas. En mi mano quedan secuestrados sus pudores y máscaras. Es el clímax del poder. Entonces, en la pausa infinitesimal de un acorde, interrumpo el concierto a sabiendas de su anhelo y desesperación. Con la certeza de que al día siguiente, muy a su pesar, volverán a esperar inermes mi regreso.
Hola, Belén. Me encantó este vecino apodado el «Músico», que ejecuta su(s) instrumento(s) diariamente, y al hacerlo, lleva la batuta de los amores y humores de su edificio… Ese es el poder de la música: sus notas pueden transformarnos y trasladarnos a voluntad y placer de quien la ejecuta… (Ojalá hubiera un músico así en mi edificio; sería un placer saludarlo…)
Besos😘😘
Mariángeles😇😇
A eso se le llama llevar la batuta. Tu protagonista es algo más que un líder, viene a ser una especie de dios que dirige los movimientos de todo un vecindario mediante su música. Se adueña de voluntades y hace que todos bailen al son que él toca. Ahora que estamos en plena campaña electoral (y cuándo no), lo que daría más de un político por una capacidad de influjo como esa.
Bien contado, intenso e imaginativo.
Un abrazo, Belen. Suerte
Hola, Belén. Qué bueno tu micro basado en el poder de la música. Está claro que es mucho más poderosa de lo que pensamos y yo no sé, a los demás lectores entencianos, pero a mí me ha hecho reir para mis adentros.
Nos leemos.
Excelente micro Belén, sin duda el poder de la música es indudable, tal como lo hacen muchos artistas actuales ante multitudes. Pero porque no ocurre lo mismo en mi barrio cuando activo mi amplificador y comienzo a tocar, todos se quejan e incluso alguno me arroja algo? En fin, hay mucha disparidad,que le vamos a hacer. Un gran abrazo y suerte.
Sí, el poder de la música es maravilloso. En algún piso de mi calle, que debe mantener las ventanas abiertas pero que yo no he localizado aún, se cuela música de jazz o melódica que te traslada a lugares mágicos. Pero no tiene nada que ver con las músicas actuales repetitivas y cansinas o los raps, que se oyen atronadores en el patio de enfrente. Buen micro, querida Belén. Cuídate mucho y saludos a tu chico y a Camilo.
El poder en un entorno de cotidianeidad crea un verdadero Dios. No me importaría alguien así en el quinto que me ordenara la vida y me hiciera bailar en los momentos difíciles. Original y muy bien dibujado ese ambiente de patio de vecinos que entorna los postigos. Suerte Belén
Un relato con muchas lecturas, y no lo digo por las que yo le he dedicado. Veo placer y hasta cierto sadismo en el Músico al hacer uso de su poder, y puede también que haya algo de egoísmo en su público. Poco parece importarle al primero el disfrute de sus ocultos espectadores, ni nada interesarle a ellos de él, salvo su musica. Está claro quién lleva la batuta en esa relación, aunque me pregunto qué haría si no tuviera para quién tocar. Enhorabuena por este gran relato, maestra. Mucha suerte con él. Un abrazo.