53. La clínica veterinaria (Rosy Val)
Querido Daniel… esta carta es para decirte que a mi corazón no le queda ya mucho tiempo. Pero no te pongas triste, estoy tranquila, sé que mi alma seguirá contigo. Y como no hay nada en el mundo que me haga más feliz, voy a disponerlo todo para que cumplas tu sueño.
Me la imagino amplia, dotada de todo lo necesario. Y a ti, tan guapo, vestido con ese color azul que tan bien te sienta. Siempre supe que contigo sería diferente. Con tu padre no tuve suerte, siguió los pasos de tu abuelo.
La fotografía que te mando lleva conmigo veinticinco años. Ha llegado el momento de que la tengas tú. Os la hizo tu abuelo la vez que les acompañaste —apenas tenías siete añitos—, y ¡vaya si se empeñaron en que lo hicieras! Me emociona pensar que hoy la mirarás con otros ojos.
Muchos besos para tus peludos.
Te amo infinito.
Tu abuela.
P.D.: Igual no te acuerdas, pero yo no he olvidado la cara de tu abuelo cuando al enseñártela le preguntaste, cómo lo había hecho para que ese bambi tan grande que estaba entre tu papá y tú, se pusiera para la foto.
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La ternura de la abuela. La inocencia de un niño. La diferencia entre un abuelo y un padre cazadores de animales y la del nieto que quiere ser veterinario para hacer lo contrario. Logrado.
Qué bien me ha sabido ese logrado… Muchas gracias, Edita.
Un abrazo.
Esta familia ha evolucionado a mejor. La anciana era más sabia que su marido y su hijo, pero más aún lo es el nieto a quien dirige la carta, que a pesar de criarse entre cazadores ha elegido todo lo contrario: salvar y mejorar la existencia de los animales.
Un relato entrañable, una victoria de la vida y un estilo de género epistolar con una posdata que da sentido a todo, porque todo tiene un principio.
Un abrazo y suerte, Rosy.
Una abuela que se dedicó a sembrar en las raíces, aunque a este nieto quizá no le hacía mucha falta.
Gracias Ángel por tu certero y esperado comentario.
Un abrazo.
Postdata… no sabes las dudas que tenía de presentarlo como una carta. 😉
Un micro entrañable, de los que emocionan. Olé por esa abuela, que, aunque se está despidiendo, lo hace con serenidad, y con la ilusión de haber tomado una excelente decisión: ayudar a que ese nieto, que ha elegido un camino más humano y justo que sus antecesores, pueda realizar su sueño. Ella se va, pero su obra queda. Me ha gustado mucho, Rosy. Un beso y suerte.
Muchísimas gracias, Juana María, por este comentario tan bonito.
Un beso enorme.
Hola Rosy: pocas cosas hay mejores que una abuela sepa que ha podido ayudar a su nieto a cumplir sus sueños.
Esa clínica significa mucho más que un negocio. Significa que ha roto con la tradición familiar y ahora el objetivo será curar en vez de matar.
Enhorabuena, una delicia de relato
En efecto, Alberto, esa clínica es algo más que un negocio. También es el sueño de esa abuela.
Muchísimas gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Un orgullo para esa abuela que ha sabido inculcar humanidad en su nieto y se ha visto recompensada. Una gran satisfacción antes de partir, porque ella , aparte de dinero, le ha dejado la mejor herencia. Me alegra esa rebeldía. Me gusta la presentación y el contenido. Mucha suerte, Rosy. Un abrazo 🤗
Qué bonito, Rosy, como la narradora, yo también me alegro de que ese nieto no se pareciera a su padre y a su abuelo. Me ha gustado mucho.
Un abrazo y suerte.
Quiero pensar que las nuevas generaciones tienen más conciencia respecto al medio ambiente, pero es generalizar, y el horno no está para bollos, o sea, que la realidad se impone. Hay humanos que no han superado la fase de cazadores. Por eso me gusta que hayas incluido a una mujer, la abuela, que apoya y aprueba la decisión del nieto. Se ve que ella caló más en su forma de ver el mundo.
Muchísimas gracias, chicas, por vuestros comentarios, y generosidad, para un relato que pretende algo más que participar en nuestra casa… 😉
¡Cuántas abuelas y nietos no se necesitan aún!
Un abrazo grande, María José, Rosalía y Rosa.