Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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49. LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER – EPI

Qué razón tenía Parménides.
Hace unos años, los Juegos Paralímpicos me emocionaban, admiraba a las personas que, con sus diferentes discapacidades, se sobreponían a ellas y competían a un gran nivel para conseguir una medalla.
Pero entonces yo tenía un gran peso específico, estaba en mi plenitud, trabajaba y los límites eran los que yo dibujaba.
Todo lo que hicieran, por grandioso que fuera, nunca menoscabaría mis logros, ni afectaría a mi ser.
Pero los años y los achaques, poco a poco, fueron aligerando mi fortaleza y mi admiración por los demás.
Ahora estoy postrado en una silla de ruedas que ni siquiera puedo manejar, la cabeza sostenida por un armazón, siempre mirando al frente.
La traqueotomía y el respirador me impide hablar y todas las tardes una mujer de blanco, de la que no se ni su nombre, me saca de la habitación y me planta en el salón, rodeado de otros vegetales.
Enciende la televisión y aparecen deportistas sin brazos, sin piernas, ciegos o sordociegos, todos en algún tipo de deporte.
Cierro los ojos, me corroe la envidia, les odio, quiero morir.

2 Responses

  1. Las personas que han tenido una gran fuerza de voluntad siempre guardan dentro de sí un remanente.
    Animo amigo, mira a esa gente que aparece en el televisor con admiración. Deja la envidia en el rincón más alejado.
    Un abrazo muy fuerte.

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