17. LA LUZ DEL FARO (Jesús Alfonso Redondo Lavín)
El difunto tío Jesús, el del ariete del que he hablado alguna vez, a la sombra de tres plátanos de indias había colocado una mesa de granito. Era una vieja rueda de molino a la que adosó tres poyos curvos a modo de bancos. Fue el lugar preferido de mi padre para leer el periódico en verano, y el mío para perseguir hormigas con mis dedos de niño por las estrías de aquella piedra.
─Mira lo que dice, Jesusín, han puesto un nautófono en el faro de Cabo Mayor.
─Qué es un nautófono, pregunté.
─Pues cuando hay niebla sobre el mar el nautófono emite sonidos para que los barcos sepan que están cerca de la costa y no se estrellen contra ella, me contestó.
Y por la noche, sentados a esa muela de molino, mi padre charlaba con Cano el rentero sobre temas de la guerra. Yo escuchaba mientras veía como, a intervalos, la luz del fanal del faro de Cabo Mayor lamía la loma del prado cegando a los murciélagos.
Siempre que oigo las sirenas roncas del nautófono pienso que rompen el voto de silencio de los 11 trapenses de Cóbreces que despeñaron desde ese faro de la memoria histórica.
Muy bueno como siempre. Consigues que el lector sienta y rememore esos faros, esa luz, esos barcos perdidos, esos murciélagos y ese granito con hormigas. Y con el final inesperado y trágico, rompes el ritmo y haces que todo lo anterior se mezcle y remueva sentimientos en nuestra cabeza. Lo has conseguido.
NOTA : Tampoco te privas, como siempre, de meter una palabreja para aumentar nuestra culturilla. Gracias amigo.
Magnífica crítica, sabia, equilibrada y certera, como debe ser la de un amigo de la infancia que no arriesga la amistad.
Igual te lo he dicho alguna vez, si fuera así me reafirmo ahora. Pienso que del conjunto de tus relatos se podría extraer un buen guion para una serie de época, llena de detalles y matices auténticos y de primera mano, que contase la vida cotidiana en un lugar y una zona concreta de este país nuestro, que aunque haya seguido adelante con sus más y sus menos, tras un enfrentamiento terrible entre hermanos, hay detalles y hechos, lo mismo en un bando que en el otro, que al recordarlos son como un aldabonazo de algo no resuelto del todo, o cerrado en falso.
Tu memoria si que es histórica y prodigiosa. Eres un cronista de primera.
Un abrazo, Jesús.
No veas lo que agradezco tus comentarios, Ángel. No sé si recopilaré ese libro, pero al menos aquí quedan en ENTC.