68 La otra mejilla
Una sopa de cocido te sentará bien para matar el frío, le digo, pero al observar el plato humeante se le apaga la mirada. Por eso le he traído a casa. Por el resplandor de sus ojos. Por eso, y porque soy cristiana practicante. Anda, prueba con las croquetas, le insisto, que no hay en el mundo quien me supere. Y aunque advierto cómo se le agrandan las orejas al escucharme, él que nada. No come, tampoco habla. Solo al contemplar mis mofletes sus ojos se dilatan y reaparece el fulgor de sus pupilas doradas. Y yo, embobada, tan segura de tener a un ángel sentado a mi mesa que no puedo reaccionar cuando abre la boca y descubro la naturaleza de sus fauces.
Dicen que los extremos se tocan. Incluso los opuestos se parecen más de lo que pensamos. El demonio no deja de ser un ángel también, aunque caído. Esperemos que a tu caritativa protagonista venga alguno a rescatarla, o pueda escapar, aunque el susto, a la pobre, ya no se lo quita nadie.
Un saludo y suerte, Elena
Querido Ángel, gracias por tus comentarios y por la suerte. Te deseo mucha suerte para ti también. Besazos.
Muy buen micro, Elena. Mucha suerte.
Un fuerte abrazo
Gracias Bro, igualmente para tu micrazo!!