88. La pastora del Monte Corona (María José Escudero)
La tía Silvana olía como el bosque en primavera y cuando bajaba a la fuente con el botijo de barro y las albarcas tostadas, la seguían por el prado dos perros pastores y una nube de mariposas blancas. Siendo casi una niña, la acorraló en Rioturbio el infame ingeniero francés que dirigía la mina, pero la casaron con un mozo bueno y distraído que sufría prontos de amargura y que un día desapareció en la playa de Comillas.
Enlutada y firme, se hizo cargo de la tierra y de las vacas. Y, como no tuvo hijos, veló por los de sus hermanas. Y así se mantuvo cuerda. Con un abrazo, ajo y perejil nos curaba todos los males; y las noches de tormenta y aguacero, con leche caliente y cuentos, nos distraía el hambre y nos espantaba el miedo.
Ahora tiene la piel reseca como las paredes de su casa y, junto a un cesto de recuerdos y secretos enredados, sólo espera que la vida se detenga. En un viejo arcón aguarda impaciente su mortaja: una bata de alivio y un pañueluco de lana, regalo del maqui asturiano que, escondido entre sus sábanas, la enseñó a leer mientras la abrazaba.
Publicado en estanochetecuento.com el 13 de octubre de 2016
En pocas palabras, nos muestras la vida de una mujer laboriosa y, como tantas, protectora con los suyos, aguardando, junto a su memoria y secretos, el final. Leyéndo en voz alta tu hermoso relato es como mejor podemos disfrutar de su musicalidad y carga poética. Enhorabuena y suerte. Saludos.
Qué bonito! Poético y romántico. Me ha encantado el pañueluco de lana.
Suerte y un abrazo, María Jesús.
Una mujer que ha pasado por todo tipo de avatares, generosa con su familia, que conoció a tres hombres dispares; el mejor, él último, que le enseñó a leer y con cuya prenda quiere irse de este mundo cuando le toque. Una pastora con historia, una resistente a su manera, no puede ser de otra forma siendo de esa tierra.
Un abrazo y suerte, María José
Un relato que me ha recordado el maravilloso día que pasé, hará siete años, cuando subí al Monte Corona acompañada de buenos amigos.
La última parte, la que hace referencia al maqui, me ha gustado mucho.
Un abrazo, María José.
Marí, lo cuentas fenomenal. Me gusta su continuidad y ritmo. Suerte y saludos
El personaje de Silvina, es todo un personaje, con muchos toques de humanidad que hacen de ella una realidad.
Suerte y un besito virtual, María José
Hola Maria José
Un cuento precioso, bien contado, lleno de poesia…y además rimante! Estoy emocionado. Felicidades
Muchísimas gracias por vuestros amables comentarios. Un abrazo.