40. La presa
Las trenzas me las hizo mi madre con su innegable gracia, rematándolas con unos lacitos rosas.
Me maquilló sutilmente mi hermana, que estaba estudiando un módulo de estética en Pamplona.
Mi abuela se encargó del vestido con la sorprendente vista que todavía le quedaba. Falda de volantes y camisola recta. Blanco impoluto.
Observándome en el espejo me vi extremadamente más joven. Un angelito, corroboraron las tres uniéndose a mi sonrisa.
Me despidieron desde la puerta lanzándome un beso cómplice casi al unísono.
La verbena estaba en su momento álgido y no pasé desapercibida. Eran muchos los que al bailar conmigo intentaban obtener más, pero a todos les fui parando los pies. Hasta que llegó él, con su madurez seductora, y estuve dispuesta.
Me acompañó a casa y le invité a pasar. El salón oscuro de repente se iluminó y nos tuvo a las cuatro mirándole con la severidad más penetrante.
Previo al desenlace, le mostramos una fotografía de las cinco. Por el terror en su rostro supimos que reconoció a la ausente, la más pequeña.
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Madre, abuela y tres hermanas, cinco personajes femeninos con un pasado que no se desvela hasta el final, coordinadas de forma impecable, una maquinaria bien engrasada para que un cazador se vuelva depredador cazado, víctima de una trampa premeditada, debe pagar por algo terrible que le hizo a una de ellas, tan atroz que ya no está presente, porque debió de acabar con ella, pero la fuerza del grupo será implacable.
Un relato inquietante, con un desasosiego que avanza in crescendo hasta que todo encaja para dar a la trama un nuevo sentido.
Un abrazo y suerte, Javier
La intriga nos acompaña impacientes hasta el final donde nos espera la traca final: contundente, fina, sin juegos de artificio, ni una palabra de más. ¡Perfecto!
Tu micro me parece magnífico. Con pocas frases y palabras exactas consigues crear el ambiente de una fiesta que será utilizada para la venganza. Seis personajes en un micro que consigues mostrar y colocar cada uno en su papel, protagonistas son todas.
Yo hubiera dicho que lo escribió una mujer.
Un saludo, Javier
Gracias, Ángel, por este comentario que me hace pensar que fui por donde quería. No estaba seguro.
Abrazos
Gracias, Edita. Comentarios así animan.
Mis besos
Gracias, Isabel Cristina. De tu agradable comentario me encanta sobre todo que pienses que pareciera haberlo escrito una mujer. Un placer.
Besetes
Genial, Javier. Empiezas casi telegráfico y nos vas llevando, poco a poco, agrandando el texto y la situación hasta el baile, hasta la casa, hasta el límite, hasta el golpe. Muy buen texto, Javier. Menuda complicidad la de esas mujeres y la tuya. Aplausos, suerte y abrazos.
Javier, te leo una vez conocida tu selección y la comprendo perfectamente. Un micro que se reafirma un su negrura y en su vocación de no contarlo todo… No te creas, que he necesitado releerlo, y el disfrute ha sido doble.
Enhorabuena!!!