75. LA TRENZA DE JUDITH
La casa donde nació estaba justo allí. No quedan restos de su hogar ni de su gente, y una niña de ojos claros se columpia ahora bajo los robles del parque. Adael avanza hacia ella con paso firme.
Cuando conocieron la noticia –la ciudad vecina había sido tomada–, su madre les ordenó que corrieran al desván. Era demasiado tarde para huir, los perros encontrarían su rastro sobre la nieve. En la aldea corrían terribles rumores: prisioneros, vagones de ganado, colchones y almohadas hechas con cabellos.
Su hermana Judith tenía nueve años y unas trenzas hasta la cintura. Su madre sacó unas tijeras del arcón, dio un corte limpio y las escondió bajo la cama. Un puntapié derribó la puerta. Adael escapó sin ser visto y corrió hacia al pinar, prometiéndose recuperarlas cuando la guerra concluyese
La casa donde nació estaba a pocos metros de aquel parque. El hombre que lleva marcados unos números en el antebrazo. El niño que jugara bajo los robles con su hermana de trenzas infinitas: Adael, único superviviente de su pueblo, se enjuga la sangre, las sostiene al fin. Poco importa que fuesen más oscuras, más espesas el día en que se las cortaron.
Emocionante y trístemente real, tu relato, con muy buenas imágnes.
Ignacio, dificil, aunque deseada vuelta a casa. Cuentan mucho estas palabras en sus descripciones y ritmo. Suerte y saludos
Hola Nacho,
Tu relato me ha recordado la novela «la llave de Sarah» y también un libro que acabo de leer «Le rapport de Brodeck», en español «El informe de Brodeck» de Philippe Claudel. Te recomiendo este último, muy bien escrito aunque doloroso a leer. Al acabarlo estuve un tiempo bastante removida.
Un saludo.
Gracias por vuestras palabras, chicas!! Intentaré leer el libro, Amelie, tomo nota!
Calamanda, NO es exactamente un final feliz de vuelta a casa, es más bien lo contrario: una inversión de roles (víctima convertida en verdugo…)
Un abrazo triple
Nacho, Nacho, querido escritor , qué formas tan elaboradas y cuánto subyace en tu síntesis.
Gracias por compartirlo a pesar del doloroso tema tan próximo.
Abrazo europeo y otro africano.Luisa
Triste historia, pero muy bien escrita e interesante.
Abrazos.
Tétrico final Nacho. He tenido que leerlo dos veces para asegurarme de que entendía bien. Original, sorprendente y muy bien escrito, con flahback incluido.
Suerte y saludos,
Ignacio, sorprendente e inquietante relato. Me ha gustado mucho. Abrazos.
No puedo decir que me sorprenda que escribas relatos tan buenos. Qué manejo del tiempo y qué final tan desolador y tremendo. Un abrazo.
Aunque en «Malditos bastardos» quien se escapa es una chica, tu micro me la ha recordado.
Magnífico trabajo, ¡¡¡ENHORABUENA!!!
Suerte.
Hola Nacho!!! Me gusta mucho cómo vas desgranando la historia, el tiempo se columpia desde el presente al pasado y luego retorna hacia adelante. Con pocos detalles muy bien escogidos: los nombres hebreos, los ojos azules de la niña de raza aria, los números del brazo, las trenzas cortadas, nos haces sentir la barbarie del Holocausto. Me deja un sabor muy triste y el mensaje de que la violencia solo engendra violencia. Muy bueno. Mucha suerte! Muak!
Dolorosa historia Nacho,pero muy bien contada. Suerte amigo.
Besicos muchos.