Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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37. Las casualidades de la vida.

 

Dicen que las casualidades no existen, pero yo empecé a dudarlo el día que ingresaron a mi marido.
Una neumonía grave, dijeron.
Y allí, en la cama de al lado, con la misma bata celeste y el mismo olor a desinfectante, estaba mi primer amor.
Treinta años sin verlo y, de pronto, compartiendo habitación con el hombre que juré amar para siempre.
Le miré y apenas lo reconocí. No supe si era la enfermedad o los cincuenta que pesan en la cara, pero aquel chico de sonrisa insolente ya no estaba.
En su lugar había un señor cansado, con una expresión que olía a recuerdo.
Nos reímos un poco. Recordamos una noche de verano, un coche, un beso torpe.
Fue bonito. Nostálgico. Pero también entendí que el pasado es una habitación de hospital: hay que entrar solo de visita.
Y mientras mi marido mejoraba milagrosamente, entró el neumólogo. Treinta años, piel perfecta y sonrisa de viernes.
Dicen que el colágeno es bueno para la piel. Yo digo que también lo es para el alma.
El día que dieron el alta a los dos, yo también me curé.
Esta vez con receta nueva.

11 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Quien necesitaba más ir a ese hospital no era tanto el marido enfermo como su mujer acompañante, que tuvo una dosis de sabiduría al entender que el primer amor ya pasó, y que el actual puede sustituirse, o combinarse, con uno nuevo y flamante. Nunca se sabe dónde aparecen los cambios que jalonan toda existencia.
    Un abrazo y suerte, Nuria

    1. Nuria

      Muchas gracias, Ángel. A veces nos aferramos al pasado, incluso a un presente que nos causa desidia, mi protagonista hizo bien en probar la receta nueva.
      Un abrazo.

  2. Toda norma tiene su excepción: al hospital hay que ir solo de visita a no ser que en la misma habitación se junten pasado y presente imperfectos y el médico especialista de turno sea justo el que andabas buscando para reforzarte el colágeno del alma. Muy bien.

  3. Izaskun

    Esa habitación es como vivir un trocito de vida con Mr Scrooge. El pasado, el presente y un futuro inmediato. También es transitar desde una nostalgia demasiado valorada por el paso del tiempo, la desilusión de un ahora que no es lo que esperabas y que ya no te llena y un futuro brillante y prometedor (aunque el brillo puede estar solo en la superficie…). Buen relato que da para reflexionar un poquito. Mucha suerte.

    1. Nuria

      Muchas gracias, Izaskun. Es verdad, no había caído yo en ese cuento de Navidad. Gracias por pasarte a leer y comentar.
      Un abrazo grande.

  4. El amor es la mejor medicina que hay… Y si lo receta un doctor guapetón con sonrisa de viernes, ¡Imposible no curarse! 😉 (Me da pena por el marido y el ex-novio, pero yo estaría igual que la señora… ¡Feliz como una lombriz, jaja!)

    Un micro «serendípico» que hace sonreír…

    Muy bueno, Nuria, me gustó.

    Un beso y suerte para vos,
    Mariángeles

    1. Nuria

      Gracias, Mariángeles. Ya sabes lo que dicen de que por la pena entra la peste. Hay que dar paso a las experiencias nuevas. Me alegra haberte hecho sonreír.
      Un abrazo grande.

  5. Nuria

    Muchas gracias, Rosalía por tus palabras y por pasarte por aquí. Lo de la receta nueva es lo que hay, si no han funcionado las anteriores.
    Un abrazo grande.

  6. Jesús Navarro Lahera

    Vaya, vaya, qué buen colágeno ha encontrado tu narradora. Me alegro por ella, y tu micro me ha recordado a esos versos del maestro Sabina, que dicen algo así como que al lugar donde has sido feliz es mejor no volver. Buen micro de serendipia. Un abrazo y mucha suerte

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