12. LECHO DE ESPINAS
Bajó las sábanas blancas, yace arropada por unos brazos de metal que acarician sus heridas , las del cuerpo y las del alma. Las luces parpadeantes de esa memoria artificial dejan estelas de dolor, de recuerdos de un pasado custodiado por un gigante sin piedad.
Semiinconsciente, ha perdido la cuenta de su existencia; mejor así, prefiere, recordar la visita de ese ángel que acudía a sus llamadas y le contaba historias de su niñez, cuidando siempre de omitir las entradas y salidas al mundo de las tinieblas.
Hace mucho tiempo que no lo siente a su lado, quizás esté enfadado por no haber rezado cada noche como le decía su madre siempre, mientras le susurraba al oído que había que querer a nuestros semejantes, incluso a aquellos que se colaban en nuestras vidas con caricias clandestinas.
Una bata blanca de amable sonrisa se acerca y le habla con ternura pero ella no oye ni siente, solo ve una sombra en la puerta que avanza hacia ella. Luego, la oscuridad.
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Tu protagonista sufre las consecuencias de algo que nunca debiera haber sucedido, los abusos y quizá, también, maltratos, de alguien muy cercano. Las heridas en el alma no son fáciles de curar. Esa actitud indebida debió de prolongarse durante demasiado tiempo. Hay cosas que no se deben consentir, menos aún soportar de forma dilatada, sintiéndose culpable cuando era víctima. Es comprensible que no haya descanso posible para ella, hasta el mejor de los lechos lo siente de espinas.
La crónica de un sufrimiento sin consuelo. Solo queda esperar que las batas blancas con su profesionalidad, sanen tanto daño y le permitan seguir adelante
Un saludo y suerte, Dolores
A pesar de que no llego a entender con exactitud todo el significado de la historia, lo que me llega es la atrocidad del pasado y las espinas del presente en un lecho que se me antoja de muerte.
Una historia dura contada con el lirismo de la ternura posterior. Un gran contraste. Eso sí, los brazos de metal que la arropan y acarician me dejan descolocado. Un ritmo genial y suave hasta el final. Suerte y abrazos, Dolores.