Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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14 Unas pesetillas

Aunque aparentaran buenos modos y dejaran el trabajo sucio a los matones de su clase, los ángeles eran unos demonios. Ángel Acosta y Ángel Sanchís, los dos cabecillas, se repartían el patio del recreo para extorsionar, jorobar y molestar. Actuaban separados. Solo les unía un pacto de no agresión, basado en dividir sus zonas de influencia. Sus acólitos les reían las gracias, trabajaban por ellos y transmitían mensajes como arcángeles San Gabriel, sin necesidad de abrir la boca: una mirada esquinada equivalía a una advertencia, una sonrisa socarrona desvelaba un ultimátum. Frecuentar el patio del recreo era cursar estudios sobre comunicación no verbal y angelología. La ventaja de pasar yo de séptimo a octavo fue que los ángeles acabaron la E.G.B. y volaron con los suyos a otros centros educativos. Entonces el colegio comenzó a ser mi colegio. Aquella maravillosa liberación, esa rotura de cadenas, me hizo comprender y valorar la libertad. Sufrir fue una enseñanza de vida. Por eso, en mi último curso, con mi amigo Félix, dediqué todos mis empeños en difundir esta experiencia. Así nos convertimos en los nuevos ángeles, los ángeles de la libertad. Por un módico precio te dejábamos en paz.

3 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Tenemos la idea de la mafia que vemos en las películas del género, pero existen otros tipos de extorsión mucho más cercanas y posibles, sin necesidad de crear un entramado complejo. Tu protagonista pasó de víctima a victimario sin ningún pudor. Las extorsiones que sufría no tuvo reparo en aplicárselas a otros para su beneficio. Me ha recordado el servicio militar (ya voy teniendo una edad), en el que tuve que soportar novatadas absurdas, pero mientras yo no las infringí a nadie después, como veterano, otros sí cayeron en la misma práctica.
    Muy bien traídos esos «ángeles de la libertad», un ejemplo de como pueden retorcerse los conceptos para disfrazar todo lo contrario.
    Un saludo y suerte, Mikel

  2. Sale más rentable recaudar del miedo que simplemente importunar. Lecciones de vida, de mala vida en realidad. Otra forma de ser un ángel caído: el ángel extorsionador. Genial vuelta a la tortilla utilizando la tan vilipendiada libertad. Me ha encantado. Suerte y abrazos, Mikel.

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