85. Lo Cura
Al tiempo regresó, y sobre aquel erial divisó una antigua cicatriz cubierta de polvo propio de la acumulación tras tantos años de completo abandono. Se arrodilló a su lado y la acarició con suavidad recordando otra vida que rechazó y que ya le quedaba muy lejos. En ese momento fue consciente de todo el dolor que entonces hubo causado. Una lágrima sincera corroboró su sentido arrepentimiento y resbaló mejilla abajo hasta impactar en la queloide, abriendo un abismo bajo sus temblorosos dedos y dejando la profundidad de la herida al descubierto. No dudó en descender por la escarpada escalera lateral, que siempre estuvo ahí por si algún día regresaba, con el firme propósito de llegar al fondo y cerrarla de dentro a fuera. Sintió el cúmulo de sentimientos que latentes, emanaban de sí como los que allí descansaban. Al llegar al fondo se fundió con el magma viscoso y candente dejándose envolver hasta resurgir. Emprendió el ascenso, ligero, peldaño a peldaño hasta llegar al exterior. Acarició y tras comprobar que la herida estaba cerrada la selló con un apasionado beso. De ella brotó un hermoso rosal como símbolo de amor ancestral, dejando patente que no solo el tiempo todo lo cura.
Hay heridas que se cierran en falso. Es necesario volver a ellas, adentrarse en sus profundidades, para terminar, de verdad, un episodio que quedó incompleto y aún pesa.
Un relato con cuidadas metáforas y un mensaje de enfrentarse a los demonios pendientes.
Un saludo y suerte, Sonsoles
El tiempo, el arrepentimiento, y enfrentarse al propio pasado.
Es muy impactante esa escalera lateral para descender a su propio infierno, a sus recuerdos dolorosos, para comprobar que ha conseguido curarse.
Un abrazo y suerte.