64. Los gonfoterios – María Rojas
La muchacha se acuerda de lo que le comentó el biólogo la noche anterior.
«Los gonfoterios eran unos animales descomunales con un tracto digestivo enorme, igual que sus patas, sus cabezas y sus penes».
La muchacha se lame el azúcar hilado del labio superior.
«Los gonfoterios se alimentaban de verdor y tenían un apetito voraz, sobre todo después de gonfoteruar. Su verdor preferido eran esos frutos carnosos en forma de testículos».
La muchacha zumba de placer.
«Los gonfoterios no desaparecieron de la tierra por el impacto de un meteorito. Murieron chupados por los picos filudos de unos bichitos de ojos ambarinos». Los mismos ojos, que con picardía, la miraban desde su balcón.
La muchacha, rauda y veloz, puso los pies en polvorosa.
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Resulta que los gonfoterios existieron, una especie de elefantes prehistóricos extinta (qué haríamos sin Google). De nada les sirvió su tamaño y poderío.
En cualquier momento puede acechar alguien que, en un momento, extraiga toda vida de cualquiera o, al menos, se la complique muchísimo. Esa muchacha hace bien en huir de esa mirada de un vecino que siente que no le traería nada bueno.
Un relato diferente, que puede decirnos que hay que hacer caso a los pálpitos y que no existe enemigo pequeño.
Un abrazo y suerte, María
Me ha gustado tu relato. Es divertido, imaginativo y nos hace pensar.
Suerte.
Gracias, Ángel, hasta para los gonfoterios tienes acertados comentarios.
Eso de que nos haga pensar y divierta, va muy bien, Isabel Cristina.
Un abrazo para los dos.