50. Los sonidos del silencio (Blanca Oteiza)
Las últimas luces del día se cuelan por la ventana mientras escucho los sonidos de la calle y el silencio de mi casa. Cada tarde es lo mismo desde que ya no estás conmigo.
El otro día el médico me dio los resultados tras varios meses de calvario que achacaba a tu pérdida, a no acostumbrarme a estar solo. Pero no, me dijo que un monstruo me está devorando con rapidez, que seguramente para final de año se habrá comido todo mi ser. Si no fuera por el dolor, estaría feliz, ya queda menos para volvernos a encontrar de nuevo.
Mientras tanto paso las tardes, después de tomar la medicina que me alivia, sentado en mi butaca escuchando viejos vinilos. Bueno cariño, que ya comienza a sonar una de mis favoritas. «Hello darkness, my old friend. I’ve come to talk with you again»…
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo, aunque sé que le iría mejor «The sound of silence», pero ya estaba utilizada.
THE SMITHS – There is a light that never goes out
https://youtu.be/siO6dkqidc4
Gracias Rafa, muy buena tu elección, preciosa canción la de The Smiths. Cierto, que a este relato le hubiera ido mejor la de Simon & Garfunkel.
Un saludo
Hay personas que alcanzan tal grado de compenetración que, cuando una de ellas falta, la otra no tarda en marcharse también. Le sucede a tu protagonista, que casi no era capaz de distinguir entre el tremendo dolor físico producido por un mal que le corroe con rapidez, y el otro, el que causa una determinada ausencia, que hace que todos los días sean iguales, que nada tenga ya ningún sentido.
Al menos, le queda el consuelo y la creencia de que pronto, en otra vida, volverán a encontrarse, eso ya si que nada ni nadie lo podrá quebrar.
El silencio, como sugieres con una melodía mítica que coincide con el título, grita, cuando la pesadumbre es inabarcable, y la hay de muchos tipos. Cuando el amor es verdadero se enciende una luz, como sugiere Rafa con su aportación musical, que nunca se apaga, suceda lo que suceda, hasta lo más trágico.
Un abrazo y suerte, Blanca.
Muchas gracias Ángel por tus palabras y por esa disección tan observadora del relato, como siempre.
A veces las personas están tan acostumbradas a estar juntas que la separación las mata poco a poco.
Un abrazo
Triste y desgarradora como la misma vida es esta historia.
Menos mal que la música amansa las fieras, dicen, y lo hace todo más suave para tu protagonista.
Un abrazo, Blanca.
Muchas gracias Manoli por tu comentario.
La música suele hacer olvidar las penas, como el buen vino.
Un abrazo
Gracias Juan por comentar mi relato.
A veces las personas tienen ese don de sentir a su pareja aunque ésta ya no esté a su lado terrenal, especialmente como dices, cuando a ellas mismas se les acerca el momento de partir.
Un beso para vos.