43. LUGARES SANTOS Y DEIDADES (Isabel Cristina)
Viajar a Estambul en primavera…¡no puede haber mejor lugar, ni mejor estación!
Los extranjeros llegan con sus alas en flecha desde todos los países y hablando cualquier idioma pero todos ellos se descalzan y todas ellas se cubren los cabellos dentro de la mezquita. La melodía del “salam aleikum” suena con curiosos y desconocidos acentos.
En ese atardecer de ramadán, los musulmanes extendieron un inmenso mantel blanco y puro en el patio porticado que se convirtió en el único universo. El aroma de la harira, los colores de las frutas y la seducción de los dátiles y la miel, sometían la voluntad humana con hechizos irresistibles.
Lenguas y religiones fluían de un extremo al otro del paño indivisible.
Acabó el festín y satisfechos los estómagos y la curiosidad, los comensales se separaban y salían, poco a poco, de ese espacio mágico con gesto amable de despedida.
Yo miraba la tumba del magnífico sultán mientras rogaba a todas las deidades que despertaran a Suleimán porque ésa sería la mejor foto de mi viaje. Un dios verdadero, que es omnipresente y eterno, infinito y poderoso, también resultó ser caprichoso y me dijo que estaba ocupado en otros asuntos; no especificó.
Qué bien has plasmado el aroma de Estambul en este relato: sus colores, sabores, los sonidos… Esa magia de cuento oriental. Que las deidades no complan los deseos del viajero me parece bien. No sé quien es más caprichoso si él o el dios ocupado en otros menesteres. Me ha hecho sonreir ese final.
Un abrazo, Isabel.
Isabel, coincido con María qué bien nos trasladas a Estambul, tiene que ser precioso en primavera no me cabe duda y ahora menos. Además un final «magnífico» con la respuesta de Suleimán, el magnífico. Me ha encantado.
Abrazos
Gracias María Gil y gracias Aurora por leer y comentar. Me encanta que hayáis venido conmigo a este magnífico lugar donde siempre quiero volver y sobre todo, porque es maravilloso visitarlo con amigas. Un abrazo
Estambul es una ciudad fascinante, que has descrito muy bien. El turismo nos permite conocer con facilidad y comodidad otros lugares y culturas, de tal manera que parece que hoy día cualquier cosa es posible para el visitante, al turista se le facilita todo y se le mima, aunque siempre hay un límite. Que resucite un personaje legendario por puro capricho es algo que no puede suceder.
Un abrazo y suerte, Isabel