75. Mal ajeno ( Nuria Rodríguez)
Mi útero se ha convertido en un jodido campo de minas incompatible con la vida.
Debería haber sido un lugar seguro y acogedor, donde mis bebés se tendrían que haber desarrollado sin complicaciones en vez de convertirse en un amasijo amorfo de células, carne y sangre condenados a una fría batea de hospital.
Hasta tres veces he pasado por lo mismo, y en cada una de ellas, un odio oscuro y perturbador se ha ido apoderando de mi, hasta convertirme en un ser gris, preñado de hostilidad.
No soporto a las parejas felices, en especial a la que forma mi hermana con su marido, el típico cuñado de manual. Siempre usan adjetivos ridículos para referirse el uno al otro y son tan asquerosamente empalagosos que pueden hacer que te suba el azúcar en sangre a 500.
Sin una pizca de empatía hacia mi sufrimiento, nos dan la noticia de que están embarazados, que forma tan absurda de decirlo, tuve que contender una arcada por el asco que me produjo. Arcada que se tornó en una sonrisa de satisfacción al ver como, de entre sus piernas, brotaba un hilo de sangre cada vez más abundante.

En verdad, Nuria, nos alegramos cuando las cosas les van bien a las personas que queremos. Excepto cuando tienen aquello que deseamos y no podemos conseguir. Y si se dedican a restregarnoslo por las narices, aunque sea involuntariamente, peor. Qué menos que un poquito de delicadeza.
Ojalá tu prota entienda que no es necesario ser madre para tener una vida plena y pueda ser feliz. O se plantee la posibilidad de la adopción, claro.
Un abrazo y suerte.
Gracias Rosalía por pasarte a leerme y comentar. Las obsesiones no son buenas, y ciertamente ninguno estamos libres de que nos invada esa negrura. Un abrazo enorme..
Cuando convertimos un problema en el sentido de nuestra vida ocurre lo que le está pasando a esta mujer. Está claro quesituaciones así son difíciles de superar, pero ahí está la clave: el ser humano tiene una gran capacidad de adaptación para seguir viviendo. Esta mujer adolece de ello, nada le parecerá bien mientras se regodee en su desgracia.
El verdadero campo de minas está en su cabeza.
Bien narrado!
Muchísimas gracias por comentar Rosa, tienes toda la razón, todo mal habita en su cabeza. Un abrazo .
Hay gente que parece haber nacido de pie, mientras que otros parecen condenados a existir sin posibilidad de enderezarse como querrían. No son muy científicas estas afirmaciones, como tampoco decir que la suerte existe, pero también es cierta otra cosa que también se dice: que va por barrios. A la hermana y al marido de tu protagonista todo les salía rodado, pero nadie está libre de un percance. Ella es la que, envenenada por la frustración, por mucho que se alegre de su mal ajeno, quien tiene el mal dentro, que parece profundo, del que no se sale.
Un relato posible, con su dosis de dureza, como la vida misma.
Un abrazo y suerte, Nuria
Mil gracias Ángel por pasarte por aquí, es cierto que es como la vida misma , en que nos podemos convertir cuando una situación dolorosa, en vez de enseñarnos, nos convierte en este tipo de personas. Un abrazo . 💗