73 Mala pata
Cuando se levantaba con mal pie, que eran todos los días debido a una malformación congénita, Adrián tenía ansias de matar para vengarse de todo el mundo que se había reído de su cojera.
Salía de casa con su estilete y la expectativa del cometido le producía una gran excitación, una emoción sólo comparable con la de un niño en la noche de reyes magos.
Adrián buscaba sus posibles víctimas por los parques públicos; entre los pequeños a los que ofrecer regalos y los ancianos de educada conversación y déficit de atención. Cuando intuía que era factible culminar el asesinato, un escalofrío placentero recorría su espinazo y una mueca de sonrisa nerviosa delineaba su cara.
Pero era en ese instante cuando el gozo se desinflaba y Adrián se percataba de lo mundano y predecible que era aquel ritual adictivo del cual le costaba desengancharse; matar por venganza o despecho no tenía nada de épico. Acariciaba el estilete que tenía en su bolsillo y calmado se encaminaba a su puesto de trabajo como eficiente celador en el hospital general.
Menos mal! Ya le veía organizando una escabechina en el parque!
Es cierto que, en algunas ocasiones, la excitación de preveer lo que va a ocurrir es más fuerte que después la vivencia en sí, así que mejor que Adrián se quede con eso y no dé el paso final. Seguro que más de uno se lo agradece.
Mucha suerte.
No me deja nada tranquila tu personaje, ahora porque estoy de vacaciones, pero cuando a finales de agosto vuelva al hospital general miraré de reojo a los celadores, como me encuentre uno con cojera pondré tierra por medio por si acaso.
Muy conseguido el efecto, el relato se encaminaba a una escabechina y la derivada ha sido: ¡inquietante!
Vivir amargado, mal mirado e incomprendido, es fácil que derive en algo malsano contra sí mismo, que puede que acabe por repercutir en los demás.
Un relato sobre las consecuencias de la incomprensión y la falta de afecto.
Un abrazo y suerte, Marca
Que se me olvidaba:¡Campeón@
Rectifico (se me ha ido el dedo de la exclamación de cierre): ¡Campeón!
Una manera original y positiva de gestionar los instintos vengativos, disfrutando simplemente con los antecedentes sin necesidad de llegar a las consecuencias.
Pues no ha causado una masacre en el parque, pero miedo me da lo que puede hacer en el hospital… Ya estoy viendo la novela del serial killer…
Un abrazo y suerte.