57. «Malasombra»
Llegó al mundo por un descuido del destino y la recibió el fragor de una repentina tormenta de verano. Su madre, sin darle siquiera un beso, la abandonó, envuelta en una capa negra, a las puertas de un convento de clausura. Luego, se esfumó misteriosamente en el aire. Condenada desde su más tierna infancia al silencio y al trabajo, a menudo se preguntaba, por qué temblaba el solado cuando barría, por qué se inquietaban las campanas de la torre al escuchar sus rezos o por qué le brotaban espinas en los dedos cada vez que se enojaba. Tampoco era capaz de comprender la razón por la que las piadosas monjitas la miraban de soslayo en el refectorio y aceleraban el paso en el claustro para esquivarla. Ella, que aún ignoraba que en su interior habitaba un volcán dormido, lo atribuía al extraño brillo de sus pupilas y a su nariz ganchuda. Hasta que una noche de San Juan la Luna llena la visitó en su celda y le desveló el enigma. Después, precedida por un vuelo de murciélagos, se encaminó hacia la niebla del bosque. En el convento dejó una sombra con hábito de novicia. Sólo quiso llevarse la escoba.
Algunas personas, por circunstancias, pueden caer en un lugar inadecuado. Pero la verdadera natiraleza siempre se revela y al final encuentra su verdadero camino.
Un ser maligno en un convento, un personaje en un entorno que no le es propio, todos los signos que has descrito muy bien y casi pueden sentirse lo dicen, ella misma lo percibe y su entorno también.
Un abrazo y suerte, María José
Al final, este este desubicado y extraño personaje encontró su camino. La vida le iba dejando pistas. Muchísimas gracias, Ángel por leer y comentar mi cuento. Un abrazo y feliz verano 🤗
María José, muy original y curioso tu cuento. Con un final y unas imágenes muy buenas.
Suerte y saludos.
Muchísimas gracias, Calamanda por leer y además dejar tu amable comentario. Un abrazo y feliz verano 🤗
Hola María José, confieso que me ha inspirado ternura y mucha curiosidad esta brujita abandonada por su madre, también bruja, a las puertas del convento de clausura. Por un lado, quiero pensar que la madre no quiere para su hija la vida que ella lleva y prefiere ponerla en mejores manos. Que no le dé un beso puede interpretarse como que la rechaza o quizás que no quiere encariñarse con la criatura porque se va a separar de ella. De todas maneras los planes se van al traste, a la joven bruja nada le sale bien, no puede deshacerse de esa «malasombra» que vive en ella. Así que esa noche de San Juan ayudada por la luna llena descubre su condición de bruja, su origen y su destino. Lo del volcán dormido que lleva dentro me lleva a pensar que puede ser hija del diablo, basándome en aquellas viejas leyendas de brujerías… Jajaja, tal vez se me ha disparado la imaginación.
De todos modos me encanta la propuesta y cómo nos la has contado. Suerte y un beso.
Hola, Juana. Muchísimas gracias por acercarte y dejar tan acertado comentario. Me alegra que te haya inspirado ternura el personaje. Un abrazo y feliz verano 🤗
Uno es quien es desde el primer segundo que nace, y antes o después, encuentra el camino que le devuelve a su verdadero ser, y este personaje lo tuvo difícil estando rodeado de religiosas, pero al final, algo había en su interior y sólo faltaba que tomara impulso. Suere María José.
Efectivamente, este personaje vino a caer en un lugar poco propicio y es que al final, el destino, aunque descuidado, manda. Muchísimas gracias, Manuel por leer y comentar mi cuento. Un abrazo y feliz verano 🤗
María José, qué bonito cuento; empezando por el título, también esos pequeños detalles que parecen que tienen poca importancia y, sin embargo lo hacen extraordinario (por ejemplo esa nariz ganchuda) y si además, la frase final es corta y concisa poniendo un broche de oro al relato…pues eso… que me ha encantado.
Nos leemos.
Hola, Isabel Cristina. Me alegra muchísimo que te haya gustado el cuento. Gracias miles por la visita y por tu amable comentario. Un abrazo y feliz verano 🤗