03. MAMÁ
Pablito dijo a Mamá que quería cantar en el coro del colegio. Mamá, acariciando las cerillas en el bolsillo de la bata, le envió donde el cura quien después de la prueba lo devolvió a casa afirmando que era un horror. Al siguiente ensayo ardió la sacristía, junto con el coro y el cura.
Pablito dijo a Mamá que quería jugar en el equipo de fútbol del pueblo. Mamá, acariciando el serrucho en el bolsillo de la bata, le envió donde el entrenador quien después del entrenamiento lo animó a dedicarse al ajedrez. Al siguiente partido, al bajar a la capital, el autobús del equipo se despeñó en la primera curva con el tubo del líquido de frenos serrado. No sobrevivió nadie, ni el entrenador.
Pablito dijo a Mamá que quería que le leyeran el futuro. Mamá, acariciando la cajita con polvos en el bolsillo de la bata, le envió donde la famosa medium quien inmediatamente lo despidió horrorizada porque las cartas le predecían un futuro de espanto. La policía no supo explicar el envenenamiento de la pitonisa.
Mamá espera ahora ilusionada que Pablito le diga qué quiere ser de mayor mientras acaricia algo en el bolsillo de la bata.
Contado tal cual y sin tragedia, me ha gustado tu pequeña historia que nos muestra que madre no hay más que una. He disfrutado su lectura unida a la imaginación. Enhorabuena
El amor de madre es una de las fuerzas más poderosas que existen, pero tampoco hay que pasarse. Esta mujer no admite la mediocridad de su hijo; en lugar de recomendarle que busque otros caminos, o que se esfuerce en mejorar, elimina a aquellos que lo rechazan, posiblemente con buenas razones para hacerlo. La violencia nunca trae nada bueno, una vez iniciada, quebrados los límites, se alimenta a sí misma, continúa y solo puede ir a peor, hasta el punto de querer matar a quien tanto intentaba proteger si éste no responde a las expectativas de futuro que ella estima convenientes. Con apoyos incondicionales como el de esta madre no son necesarios enemigos. Un personaje aterrador.
Un saludo y suerte, Pablo