73. Mar de fondo
Me compré una coqueta casita con vistas al mar ¿Tú sabes lo que es ver el mar cada vez que te asomas por la ventana? Pues eso. Con el tiempo, entre mi casa y el mar construyeron otra magnífica casa con vistas al mismo mar. Ya no veía los barquitos cruzar por el horizonte, pero podía escuchar el romper de las olas sobre las rocas. Después, entre mi casa, la otra magnífica casa y el mar, levantaron otro edificio de cuatrocientas cincuenta y cinco plantas con vistas a nuestro mar ¡¡A nuestro mar!! Entonces dejé de oír el rumor de las olas, pero aún me llegaba, cuando el viento soplaba de poniente, la inconfundible brisa marina, ese aroma entre alga, concha y aleta de sirena. Ahora, entre mi casa y el mar, hay toda una ciudad. Ya no queda rastro de brisas marinas, ni de peces ni de olas, pero dicen, los que viven más cerca de la orilla, que el mar aún sigue allí.
Con que nostalgia narras esa gran pérdida, que es ver el.mar cada amanecer, siempre diferente.Preciosi texto, José Manuel.Enhorabuena
Muchas gracias, Gloria ¡Besos!!
Como dice Serrat, «juegan con cosas que no tienen repuesto».
Un relato sobre la urbanización salvaje, con un toque surrealista y el «mar de fondo» de la degradación ambiental y esa naturaleza que cada vez parece más inalcanzable.
Un abrazo y suerte, José Manuel
Claro, es como que juegan, ese es el problema. ¡Abrazo!!
Cuando se despertó… el mar seguía allí. O, eso dicen…
Interesante relato. Suerte.
El mar siempre sigue ¡¡Por suerte! Abrazo¡¡
¡¡Gracias muchas, Antonio!!
Se puede oler el salitre en el relato ¡mucha suerte!
Saludos.
El mar siempre sigue ¡¡Por suerte! Abrazo¡¡
Me encanta tu relato! Has conseguido una balanza perfecta entre el humor, la tristeza y la nostalgia. Enhorabuena!
Se intenta siempre ¡¡Muchas gracias, Mariam!!