Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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06. MARINO

Cada Viernes Santo el paso de la Virgen de los Desamparados se detenía bajo su balcón, un primer piso en la Plaza Mayor.

Tocado con mantilla y peineta Marino le cantaba, los ojos arrasados, con deliciosa, fina y firme voz.

Hace unos días el Sr. Obispo afirmó con desprecio en la prensa local que este año la procesión no pararía ante el balcón de un degenerado.

Al día siguiente Marino se vistió entero de un elegante y discreto negro.

Temprano caminó al Palacio Episcopal, bien conocido por él, donde le saludó cariñosamente Sor Teresa que tantos desayunos le había preparado.

Entró directamente en el despacho del Sr. Obispo quien le observó estupefacto hundiéndose en el sillón cuando Marino le aseveró con deliciosa, fina y firme voz que sí le cantaría a la Virgen. De no ser así se sabrían los importantes personajes de la Curia, se los enumeró despacio, que habían gozado de sus placeres.

Este Viernes Santo, tocado con mantilla y peineta, Marino le ha cantado como nunca a la Virgen de los Desamparados con deliciosa, fina y firme voz.

Con los ojos arrasados ha podido ver cómo desde la calle el Sr. Obispo le bendecía con solemnidad.

4 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Nada se hace sin un motivo, desde lo más simple a lo más solemne. El cántico de una saeta y su repulsa o su bendición pueden estar impulsados por motivos que a nadie interesa sacar a la luz. Marino jugó bien sus cartas. No solo mantuvo su momento anual de gloria, que se vio amenazado, sino que lo hizo con un atavío más conforme con su verdadera naturaleza, sin bajar la cabeza, sino todo lo contrario.
    Un relato bien narrado, que, al margen de las claras críticas que contiene, también muestra de forma elocuente que la vida humana es una lucha constante para alcanzar el equilibrio, un ten con ten, un balance de fuerzas entre lo espiritual y lo carnal, entre la apariencia y lo privado, entre la simulación y la sinceridad.
    Un abrazo y suerte, Pablo

  2. Puri Rodríguez

    Bello y duro tu relato, Pablo, pero necesario en tiempos de hipocresía y doble moral, que tanto abundan, desgraciadamente, en nuestro país. Un abrazo.

  3. Rosalía Guerrero

    Si es que nadie tiene más que ocultar que la curia, bien lo sabe el Sr. Obispo.
    Espero que Marino siga cantándole muchos años a la Virgen de los Desamparados.

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