Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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15. MISIÓN IMPOSIBLE

El punto de visión al que enfocaban los ojos del robot coincidía con el cohete espacial de papel. Sin embargo, su mirada era frígida, inexpresiva, como la de un niño que sabe que ha cometido un hecho terrible y a la vez se muestra confundido porque no lo entiende.

Los robots llevaban tiempo programados para tener sentimientos implantados en su inteligencia ficticia. Pero aquel niño robot era el primero, tras una serie de fracasos, que había sido fabricado con la capacidad suficiente de imaginar.

Acababa de lanzar un cohete con su tripulación desde una punta de la habitación a otra. Esto había provocado una catástrofe mundial al entrar en contacto con el suelo.

No comprendía por qué se le había activado el sentimiento de culpabilidad por algo que su cerebro analítico no detectaba.

Sufría por algo que no existía realmente.

Era como un triste ser humano.

2 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Tener sentimientos, visión abstracta, imaginación, eso es ser humano, con sus pros y contras. Este niño esta empezando a darse cuenta, a aprender equivocándose, que es también parte del juego. Sufrir de forma innecesaria también es algo muy nuestro. A veces la capacidad, mal utilizada, nos convierte en nuestro peor enemigo.
    Un abrazo y suerte con este pequeño tan especial, María.

  2. Parafraseando el conocido dicho, podría decirse que «la imaginación tiene razones que el imaginador no entiende», por eso el niño-robot reacciona así; como la culpa es algo que su cerebro analítico no registra, para él no existe… Me ha hecho acordar a David, el niño-robot de la película «AI, Inteligencia Artificial», porque es un androide que experimenta en carne propia lo que es ser humano, con todas sus luces y sus sombras…

    Un micro agridulce, que nos refleja y nos llega hondo…

    Me gustó y mucho, María.

    Besos desde Argentina 😘😘😇😇

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