44. Misterioso extranjero
Sabido es que de Zeus me gustaba su vitalidad, su humor y su ridícula costumbre de comer cacahuetes después que hacíamos el amor. Por eso, cuando ordenaba que me embadurnaran los cabellos con aceite y suavizaran mi piel con mieles de azahar, todos pensaban que me acicalaba para recibirle. No era así.
Yo había conocido a un extranjero que vivía en una mísera cabaña en las afueras del Olimpo. Me prendé de él inmediatamente y para poder verle sin levantar sospechas, urdí un plan: usaba las visitas de Zeus para dejar en mi lugar a Petrania, una esclava muy parecida a mí físicamente. Mientras Zeus se regocijaba con Petrania creyendo que era yo, entonces aprovechaba para escabullirme y encontrarme con mi amado.
La historia recoge que yo llegaba a su cabaña bien entrada la noche y salía siempre feliz, justo antes del amanecer.
Nadie supo nunca lo que hacíamos allí. Aun así, historiadores y curiosos insisten en preguntarme, qué tenía de especial ese extranjero, de quien no trascendió ni el nombre, para satisfacer y deleitar a una diosa mucho más que el mismísimo Zeus.
Yo, no les respondo. Sonrío.
La respuesta a ese misterio es algo que solo cabe imaginar.
Un final abierto que deja una gran intriga en el lector. Al no haber pistas que conduzcan a satisfacer la necesidad creada, acerca de lo que harían estos dos personajes dentro de esa cabaña, solo queda suplirlo con imaginación. En todo caso, muy poderosos debieron de ser los encantos de ese hombre para que una diosa lo pusiera por delante del mismísimo Zeus.
Un abrazo y suerte, Cecilia
Tal cual lo has dicho Ángel. No sabemos nada. No tenemos pistas. No nos fue dado entrar y conocer lo que pasaba en la cabaña, de ahí que solo podamos imaginar…
Muchísimas gracias como siempre por pasar y dejar tu comentario.
Un abrazo!
Cecilia, nunca mejor puesto el título, un misterio desde luego. Me gusta mucho y ese final abierto que nos hace pensar e imaginar, genial. Quizás el extranjero además de cacahuetes comía cacao, más rico todavía…
Un abrazo
Hola Aurora, totalmente de acuerdo. Seguramente comía cacao! 🙂
Lo que no cabe duda es que el extranjero superaba en algo al mismísimo Zeus!
No sabemos en qué.
Muchísimas gracias por dejar un comentario.
Un abrazo!