17. Moda de calle (Miguel Ángel Molina)
Modesta observa la portada de la revista que se acaba de encontrar y piensa en qué utilidad pudiera darle. Al hojear las primeras páginas lee sorprendida que esta primavera las botas militares y la chaqueta corta son el complemento perfecto de los pantalones altos de cintura. Un poco más adelante aseguran que lo más de lo más es mezclar los colores sin atender regla alguna. Echa un vistazo a su vestimenta y por una vez no se siente como una andrajosa; cumple con todas las tendencias a la perfección. Lo único que le falta para reproducir todos los cánones de estilismo es eso de llevar un bolso pequeño bajo el brazo y vivir de alquiler cambiando cada poco de casa, cuantas más veces mejor. Para lo del bolso ha pensado en el cartón de vino, para la vivienda bastará con dormir cada noche en un banco distinto.
Ir a la moda o, al menos, no desentonar a los ojos de los demás, es algo que muy pocos dejan de tener en cuenta, cada cual dentro de sus posibilidades. Tu protagonista sabe adaptar sus circunstancias a la tendencia de los tiempos. No parece que lo que marcan los cánones en ese momento preciso difiera mucho de sus propias costumbres. Nada hace sospechar que no se trate de una mujer como cualquier otra, solo al final, cuando aparece el cartón de vino y el banco nos damos cuenta de que el afán por mantener una buena presencia y, también, algo de coquetería, es patrimonio, incluso, de los tristemente excluidos de la sociedad. La moda de calle siempre estará mejor representada por aquellos que han de vivir en ella.
Una historia con un buen título, la de una indigente que en ningún momento se nos dice que lo sea, para eso están los detalles, bien dosificados.
Un abrazo, Miguel Ángel.
Suerte
En los últimos tiempos cada vez uso menos el recurso del giro final, pero aquí me apetecía ponerlo para remarcar el contraste entre las personas «normales» y las que viven en la calle.
Muchas gracias Ángel por tus comentarios tan detallados y generosos.
Un abrazo.
Muy interesante tu relato y muy bien hilado. Enhorabuena. Para ir a la moda solo hace falta estar cómodo con lo que uno se pone. Sentirse bien debería ser la moda que se llevara siempre.
A tu protagonista se le ve feliz a pesar de sus circunstancias. Optimista es.
Feliz noche y suerte.
Creo que a la protagonista no le queda otra que amoldarse a lo que hay en ese momento. Al menos esta vez no se siente tan discriminada como en el resto de días.
Gracias por tu aporte Mercedes.
Se dice o se solía decir que «la moda no incomoda», pero creo que Modesta bien podría desmontar el dicho. Ella es un claro ejemplo del verdadero distanciamiento social o de injusticia social, una moda que no pasa de moda. Por otra parte, opinó que si apoyamos su propuesta de cartón de vino como bolsito de mano, lo mismo se forra porque esta sociedad consumista en la que vivimos es capaz de asumir cualquier propuesta estética.
Te deseo mucha suerte. El relato me gusta mucho , desde el título hasta el remate final. Un abrazo.
Relato muy redondo al llegar al final, hasta el título. Esa indigente acoplándose a la moda a su manera. Gran propuesta. Te deseo mucha suerte, Miguel Ángel, un abrazote.
Me ha gustado mucho tu relato, Miguel. Muy de tu estilo, tocando temas sociales y con un giro final bien elaborado. Abrazos.