46- . . . (Modes)
Mi mujer y yo éramos sordomudos.
Y construimos un universo de silencio, sobre los husos y huesos del mundo.
Y nunca necesitamos palabras para describir lo que sentíamos. Una mirada, una caricia o un gesto hacían que el diccionario se arrodillase, con pleitesía, ante nuestro amor.
Pero la aritmética del destino jamás tuvo sentimientos.
Y una tarde descubrí que la suma de un caballo desbocado y un carruaje sin control, provocó la muerte de mi esposa.
Entonces mis cuerdas vocales volvieron a la vida y lancé un grito de dolor, que desgarró los ventanales del planeta.
Un vecino fue testigo del suceso.
Se llamaba Edvard Munch.
Título bien elegido. Bonita narración muy a tono con la temática. El final toda una sorpresa.
Relato completito.
«El grito de Munch» pintado con palabras sonoras y palabras mudas (si contamos los puntos suspensivos del título) no es algo que se ve/lee todos los días…
Me ha parecido un micro soberbio, Modes, felicidades.
Besos patagónicos😘😘😇😇
No hace falta tanta palabrería, de la que andamos saturados, ni siquiera para lo más importante: la comunicación sincera y auténtica entre dos personas, del mismo modo que también se puede lanzar un grito mudo, cargado del dolor más profundo.
Un planteamiento original y, sin duda, uno de los títulos más breves que se conocen en literatura.
Un abrazo y suerte, Modes
¡Quién sabe qué pudo ver Much para pintar su famoso cuadro! ¿Dónde pudo encontrar la inspiración? Nos planteas una hipótesis, y con ella montas un relato en la que nos cuentas una preciosa y trágica historia de amor en la que sobran las palabras.
Un abrazo y suerte.