76. Muñecas de papel.
Todavía recuerdo a mi hermana jugando con sus recortables en la mesa de camilla mientras yo leía.
Solamente nos llevamos dos años de diferencia, y por aquel entonces éramos aún unos críos.
Ella invadía prácticamente todo el espacio del gran círculo con sus manualidades, respetándome un pequeño lugar para colocar mi atril de madera que tanto me gustaba utilizar para mis lecturas. Eran nuestros pasatiempos preferidos, en aquellas crudas tardes de invierno que hacían que te quedases encerrado en casa.
Mi hermana María poseía una gran imaginación y destreza para trabajar con las manos. ¡Era increíble lo que era capaz de hacer con unas hojas de papel, unas tijeras y unas pinturas!
Tenía como bien más preciado un cuaderno de dibujo de hojas blancas donde plasmaba todas sus ideas: diseños, colores, patrones…, que luego utilizaría para vestir a sus muñecas de papel con mil y un modelos.
Hacía diferenciar los vestidos entre los de invierno y los de verano, a los cuales acompañaba con bonitos complementos y accesorios. Su ingenio se desbordaba cuando convertía a su personaje en una princesa con trajes largos y me podía decir que su muñeca era una novia que vestía a la moda.