37. MÚSICA Y VIDA (Rafa Olivares)
Aunque es joven, Sharon Roth lleva muchos años estudiando y practicando para lograr lo que hoy se hace realidad: debutar como violinista en la Orquesta Sinfónica de Viena, la mejor del mundo según opiniones autorizadas. Ahora, Sharon sabe que la música ya forma parte indisoluble de su vida. Sus amistades, sus experiencias, sus viajes, su desarrollo personal e intelectual, irán felizmente ligados al ejercicio de su vocación artística.
Es al acometer los primeros compases de la Tannhäuser, cuando Sharon no puede evitar dedicar un recuerdo a su abuela paterna, Rebecca Roth, para quien también la música le supuso la vida. Imagina que ella, a su misma edad, también debió tocar la pieza de Wagner muchas veces. Gracias a su talento con la viola y al esnobismo melómano del comandante del campo de Gusen, pudo librarse de los penosos trabajos que la habrían llevado a una muerte prematura y segura. No obstante, a Sharon nunca le saldría llamar abuelo al oficial de las SS. Aunque lleve sus genes.
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo.
ULTRAVOX – Vienna
https://youtu.be/SoYNWPlZ8JU
Gracias, tocayo, por obsequiarnos con tan adecuada iniciativa. También aquí has acertado con la elección.
Un abrazo.
Hola, Rafa.
Como siempre un gran relato y el giro final estupendo.
Aprovecho para enviarte un abrazo, deseoso de que todo marche bien.
Hola, Ángel.
Un placer que te haya gustado mi propuesta sobre la música.
Gracias y abrazo de vuelta.
La música, siempre unida a la vida, hasta cuando se despide de ella, como en un Réquiem, lo está más aún en este relato, pues esa joven le debe su presente y futuro artístico y social. No solo eso, existe y está en el mundo porque alguien apreció ese mismo arte y salvó a su abuela de un final horrible, aunque haya otras cosas que achacarle. El talento puede heredarse, la virtud del perdón quizá no tanto, de ahí la reacción de la nieta hacia su abuelo, a quien no absuelve de su pasado oscuro.
Un relato que podría hermanarse con el mío, pero es muy diferente, que nos pensar que sentiríamos de estar en el lugar de esta violinista.
Un abrazo y suerte, Rafa
En esta ocasión, la música ha guiado nuestra inspiración hacia idénticos escenarios aunque con historias distintas. Tantas como podrían escribirse por cada uno de los cautivos de la barbarie nazi.
Gracias, Ángel.
Un abrazo.
Un final impactante que da sentido a todo el relato. Buena propuesta.
Gracias, Antonio. En ese escenario cualquier historia resulta verosímil.
Un abrazo.
El amigo Juan, siempre tan generoso en sus comentarios y más acertado, sin duda, cuando escribe del Heredero, el bueno de los Rafas.
Abrazo fuerte.
Poco puedo decir que no te hayan dicho, un relato magistral como las mejores piezas de música y cuyo redoble final nos golpea para poner el toque maestro.
Placer leerte, Rafa.
Un saludo.
Gracias, Manoli. La música está siempre presente en cualquier escenario que podamos imaginar y el de la barbarie más abyecta no es una excepción.
Son míos el placer y el honor de que me leas.
Un abrazo.
Es difícil asumir que el futuro también se moldea desde el infierno, que el presente es una sinfonía compuesta con demasiadas notas disonantes y compases rotos.
Me gusta esa costumbre tuya de parir buenos relatos, Rafa.
Un abrazo.
Es tal como dices. Y no podría expresarse mejor en términos musicales.
Ya quisiera que fuera costumbre. Lo dejamos en «parir relatos» que ya es bastante.
Gracias, Antonio.
Abrazos.